Día 1

120 11 3
                                    

Mi nombre es AKIL. Desde mis 18 años, cada día es una lucha por mi sobrevivencia, solo como un lobo solitario, trato de ver cada día un nuevo amanecer, sin morir en el intento, vivo en Alepo, una de las ciudades mas castigadas por esta maldita guerra, a los 18 perdí a mi familia, padre, madre y hermana, a quien debí haber cuidado, producto de una bomba, explosión que se llevo parte de mi vida, mi casa fue destruida así que tuve que buscármelas por mi mismo, robe un poco de comida del supermercado y corrí, finalmente encontré una casa en ruinas, al mejor en mejor estado y la hice mi refugio.

Un nuevo día comienza, en ese "refugio" si es que se puede llamar así, unos escombros con pilares parados, la entrada tapada con un género, el frio en las noches se cala por cada rincón, un milagro es despertar vivo al amanecer, me levanto a ver la despensa para revisar los suministros y comida, no había nada, completamente vacío lo que hacía que sintiera más hambre, mi estómago daba a conocer su disgusto sonando tan fuerte, tendría que salir a conseguir comida, salí de mi refugio a la suerte, a lo que diera mi destino al avanzar por las calles vi que la gente corría hacia el lado contrario hacia donde iba yo, corriendo entre los desastres que quedaba de la ciudad, casas en el suelo, escombros por las calles, seguí avanzando, la curiosidad me llevaba, llegue a la plaza.

Habían 4 sujetos amarrados siendo apuntados por hombres armados, declarando a los sujetos de ladrones, los colocaron a los 4 contra una mesa... 1 por uno fueron cortando su mano diestra, sus gritos eran desgarradores de un tirón mis pelos se colocaron de punta. Los dejaron ahí, sangrando sin ningún botiquín, ni morfina, ni nada, los dejaron a su suerte, era mediodía y el sol quemaba, fui a buscar agua limpia y volví, les di de beber a los 4 y les pregunte que habían hecho.

- ¿Por qué les hicieron esto?

- Nos trataron de ladrones.

- Solo tratábamos de llevar de comer a nuestra familia.

- La comida es escasa por eso son tan castigadores con ello, yo he quedado solo.

- Pobre chico ¿Cómo es que sigues vivo?

- Vaya palabras de aliento, me las arreglo como puedo, adiós debo encontrar comida.

Seguí recorriendo, hasta que llegue a una casa, se encontraba con la puerta abierta asi que entre, parecía abandonada, llegue a la cocina... me encontré con 2 hermanos, los 2 menores de edad. El hermano mayor me rogo que no me llevara nada, si lo hacia su hermano menor moriría por su enfermedad.

Me preguntaba que hacer, tal vez podría aguantar días sin comer, si les robaba mi conciencia no podría con ello, pero esto es una lucha de sobrevivencia.

- Por favor no lo hagas.

- ¿Que gano yo?

- Te podríamos recompensar, tenemos un arma, pero no tiene munición.

- Acepto.

Era una Desert Eagle .50 aunque falta de munición podría servir en un futuro, el chico se apiado de mí y me dio un sándwich dejándolos ya se hacía de noche, en completa oscuridad volvía a mi refugio, no veía nada, una que otra vez tropezando con escombros y basura, reconozco que tenía miedo, no sabía que me podía esperar a la vuelta de la esquina... cuando de pronto un sujeto aparece de frente a mí, armado con un cuchillo.

- Entregame todo lo que tengas.

- No tengo nada.

- Amigo no lo hagas difícil.

- No lo hagas difícil tu –Saco la pistola y le apunto-

Aunque no tuviera balas servía para intimidar, me aproveche de eso y el sujeto no sabia que tenia balas.

- Eh, tranquilo amigo, solo quiero alimentar a mi esposa y mi hija.

- El problema es que yo no tengo nada para darte, lo lamento y si no te vas tendré que disparar.

El sujeto se fue corriendo sin siquiera mirar atrás, llegue a mi refugio por fin, luego de un largo recorrido, entre y mire por la ventana hacia la ciudad, se veían incendios, luces provocadas por las balas disparadas, se escuchaban explosiones a lo lejos, por suerte, pero era cosa de día a día así que no me seria difícil conciliar el sueño, además estaba cansado, caí tendido en la cama, y pareció que apenas al cerrar los ojos, quede completamente dormido.


Sobreviviendo a Siria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora