Save Me... Please |H.S|

3: Him?

Unos segundos después la grave voz de aquel chico me saco de mis pensamientos.

-Uhm...¿Estas bien?-Dice mientras extiende su mano en señal de ayuda.

-Si, lo lamento-Contesto mientras acepto
el apoyo que me daba y tomando su mano me levante del frío suelo.

Por un momento pensé en darlo por alto, ignorar su mano frente a mi, y solamente dar media vuelta y salir caminando tranquila y sigilosamente cuidando que nadie haya visto verme caer, sin embargo no pude, ya que a pesar de haber visto lo que paso hace unas horas, no corrió despavorido lejos de mi, en símbolo de burla y desprecio, como comúnmente lo hubiera hecho cualquier otra persona.
Tome todos mis libros que yacían en el suelo, y trate de encontrar la manera mas rápida en la que yo pudiera salir de ahí.

-G-Gracias.-Vocalice.

-No hay problema.-Respondió ante mi extraño e inusual gesto.

Fácil, al parecer lo había logrado, saldría sin problema ni compromisos de ahí.
Camine tratando de evitar el inesperado acontecimiento, poco después se manifestó un dolor procedente de mi muñeca derecha, esparciéndose por todo mi cuerpo, haciendo que lo único que pudiera hacer fuera soltar al aire un espantoso y agudo grito, haciendo que aquel chico reaccionara asustado por su acto.

Acto? Bueno, el dolor fue por una causa, y este se manifestó en el momento en el que yo me voltee y el tomo mi muñeca para prolongar la corta y seca conversación que habíamos armado hace unos segundos

-¡¿Que pasa?!.- Pregunto asustado, justo después de soltar mi muñeca al darse cuenta del dolor que me había provocado.

-Nada, solo no me sigas, por favor.-Espete para librarme de aquel incomodo momento.

Típico, cuando te enamoras a primera vista, cuando el príncipe toma la mano de la princesa, la princesa suele sentir las clásica "maripositas" rebeldes e incontrolables, provocadas por el sentimiento mutuo de las dos personas, bueno, yo no, como mi vida es diferente a cualquier otro ser humano, yo no sentí unas felices "maripositas", yo sentí un ardor correr por todo mi cuerpo haciendo que evidentemente mis heridas físicas se abrieran dejando a su paso un mar de sangre por la entera manga de mi suéter, ya nada importaba en ese momento, mas que encontrar una manera de tapar la gran mancha de sangre que cada vez aumentaba mas su tamaño.

-Hey, espera, lo siento, dime que pasa, que puedo hacer por ti, enserio lo lamento.

-Si quieres hacer algo, solo déjame sola.-Dije seca con el propósito de llegar a casa (Bueno, casa de los que se hacen llamar "Mis Padres") y olvidar al mundo entero, como todos los días.

La manera en la que hizo que mi organismo quisiera fomentar una sonrisa fue tan rápida e impresionante que a la vez me daba miedo.

En verdad quería quedarme ahí, platicar con el, agendar una cita, y posteriormente salir con el, ver sin limite esa penetrante mirada verde esmeralda, como cualquier chica normal al momento de ver a aquel chico que le ilumina el dia con solo verlo o pensar en el, al encontrar a aquel que con una sonrisa puede borrar tu mas grande problema, algo que haría cualquier chica con sentimiento de atracción hacia algún individuo que para ella ya no seria un solo habitante común de este mundo, seria esa persona por la que contara los segundos para volverlo a ver, pero recalco, yo no soy una chica normal, yo no puedo vivir mi vida.

Iba caminando tratando de ignorar que el chico aun me seguía y caminaba al lado mío.
Mi mano izquierda apretaba mi muñeca derecha tratando de hacer menos el flujo de sangre que corría por mi brazo, cuidando que el no se diera cuenta de la gran mancha roja que cubría mi manga.
Lo cual causaría un gran problema.
El pensar en ello me causa un escalofrio, pensar en como reaccionaria si ve quien soy en realidad, me tranquiliza un poco el saber que el ya tiene medio formada una idea de mi por el incidente de hace solo unas horas con Rebecca.
Un silencio incomodo invadía todo el ambiente, hasta que el rompió el hielo.