Me despierto con el sol en la cara, no puedo dormir así, me levanto. Ni bien mis pies tocan el suelo frío de cerámico salgo corriendo hacia el baño, el piso es de alfombra. Me lavo la cara con agua muy fría.
Bajo las escaleras y empiezo a hacer las tostadas. Pienso en el día largo que sigue, simplemente me vuelvo a acostar. A veces me dan ganas de dormir días, o meses, para olvidarme de todo, pero después me doy cuenta de que hay cosas que no quiero perderme.
Decido levantarme, bañarme y aclarar mis ideas.
Salgo de mi departamento, siempre digo que me voy a mudar, no me gusta vivir en un tercer piso, quiero tener los pies sobre la tierra, siempre quice un patio con mucho pasto donde acostarme.
El micro que me lleva en la escuela no está lejos, de hecho, está a unas cuadras, pero por la mano de en frente, no a muchas cuadras, viene el micro que lleva a mi lugar favorito, prefiero estar ahí que en la escuela. Me subo y me siento en el asiento frente al espejo, me gustan los espejos
Me pongo los auriculares. Hay sol y la brisa entra por la ventanilla. Me pierdo en la música, está alta. Me quedan dos horas de viaje, pero lo valen. Me duermo envuelta en una frase, y no les quedó más que entregarse al viento.
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Juana
RandomJuana está viajando, trata de descubrir en qué parte de sí misma acampar/Acetualizaciones recurrentes