Juana

Largo viaje

Me despierto. Alguien me está sacudiendo suavemente. Abro los ojos y me doy cuenta de que es el chofer. El recorrido terminó. Por suerte, mi lugar es el último destino del micro, sempre me quedo dormida.

 Agarro mis cosas y bajo un tanto mariada. Cuando logro estabilizarme comienzo a caminar hacia ahí. Es mi lugar favorito en el mundo. Dentro de una plaza un poco aislada del centro de esta ciudad hay un laberinto de arbustos muy altos, y en el medio hay una pequeña fuente de agua muy cristalina. Descubrí este lugar hace unos meses, cuando quería ir hacia la casa de mi amiga Azul, me quedé dormida y el chofer me despertó, no sabía donde estaba, así que empecé a caminar. El laberinto me llamó la atención entonces comencé a recorrerlo y llegué a la que ahora llamo mi fuente. Nadie sabe de ella, nunca había visto a nadie además de mi, así que la concidero mía.

Me pongo los ariculares de vuelta, vivo con ellos puestos. Me recuesto en el borde de la fuente y de nuevo me quedo dormida.

Otra vez un suave sacudón me despierta.  Abro los ojos. Es un chico, no muy alto , de pelo castaño, ojos casi negros y unas facciones muy bonitas. Me miró con cara de preocupación.

-¿Estás bien?

-Sí, estaba dormida, nada más.

El chico se fue por la entrada al laberinto desde la fuente. Realmente me sorprendió mucho ver a otra persona en mi fuente, voy muy seguido y desde hace bastante y nunca había visto a nadie. De todas formas es mi fuente, y no pienso compartirla con nadie.

Miro la hora, hace mas de tres horas que estoy acá . Ya tengo que irme por mucho que no quiera. De nuevo los auriculares. Me subo al micro, me quedan al rededor de dos horas de viaje. Otra vez me pierdo entre muchas frases. No puedo impedir que te lastimen, nunca, nunca llegaré, al espacio, nunca llegaré...