2

7 1 0
                                    

Ah! Pasó enero y llegó febrero, mi prima (que en realidad es mi hermana) siempre me acompañó en todo, desde un principio, aunque nos peleábamos por cualquier tontería que se nos ocurra y cada una se iba a llorar a las gradas...mejores recuerdos de la infancia, sabía que algún día la extrañaría.
El 14 de febrero como es de esperarse, siempre estamos solteras y como también es día de la amistad pues...siempre salimos y nos contamos de todo, típica novela juvenil con chismes, risas, salidas, comida...
Desde ese momento ya no sentía una pasión por la comida como era antes: esperaba llegar a mi casa, tratando de adivinar lo que mamá había cocinado, si seria algo rico o delicioso...ya no siento lo mismo.
Bueno a mitad de febrero comencé a reducir la cantidad normal de comida que me solían servir, fue idea mía y en un principio mamá me apoyaba ya que sabía que estaba en la edad de fijarme en esas cosas "Estúpida adolescencia, quiero volver a ser niña" esas palabras suenan por mi cabeza una y otra vez, como quisiera retroceder el tiempo , lamentablemente ya es tarde para arrepentirse.
Pasó el tiempo, fue mi cumpleaños y bueno como que me había olvidado de la idea de querer bajar de peso y esas cosas.
Llegamos a junio, querido junio, aquí fue cuando empezó la desgracia, llegó Mía, una amiga que no pensé que seria permanente pero...así es, sigue aquí conmigo.
Comí harto un día como le suelen llamar a eso atracones de comida, la verdad estaba acostumbrada pero siempre sentía una incomodidad de llenura que no me dejaba tranquila, se me ocurrió la idea de expulsar el exceso de comida "Solo el exceso, lo demás se quedará, solo esa comida que esta demás y que me hace sentir mal" me lo decía cada vez que hacia eso, pero no pensé que de ese poquito cambiaría radicalmente.

Black AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora