Donde los pensamientos danzan al compas de la ideas, alla donde los sentimientos y las animas temáticas conviven en armonia. Cuando todas las escaleras conduncen al mismo paradero. Ese paraiso del saber, ese campo verde de evasión. Cuando miras una pared en blanco, cuando el humo de la hoguera te cautiva con sus hipnóticos trazos en el consumido oxígeno que te ampara, cuando sientes que flotas aunque tengas los pies cansados, cuando vuelas aunque te hayan cortado las alas al nacer, como a todos y cada uno de los engranajes de este mundo autómata. Cuando sientes que en tus pulmones ya no cabe mas tranquilidad, cuando no sabes que hora es, en ese momento, caes en la espiral de la intoxicación espiritual, y entras en un estado deleitosamente gratificante al que yo llamo exilio mental