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Maliah POV:


Estaba acorralada. Su mirada consigue en mí estremecer hasta las ultimas partes de mi cuerpo. No tenía escapatoria. Sus ojos verdes frondosos como un bosque buscan los míos grises, llenos de lascivia. Batallando hasta que me rinda por todo su ser.

— Ya te he dicho que no pienso hacer nada. Llego tarde Eizan —Comento con ímpetu. Sobre todo su nombre. Eizan. Eizan Waiz. El hombre que me saca de mis casillas. El mismo hombre que está con sus dos brazos llenos de tinta acorralándome contra la pared. Disfrutando de mi poca paciencia y esperando a que caiga.

— Puedes decir misa, Maliah. Pero tú cuerpo...—Baja con su dedo pulgar hacia mi vientre, poco a poco haciendo circulitos para seguir bajando un poco más.— Me dice todo lo contrario y ya sabes que no me gusta hacer algo que no te deje satisfecha —Gruñe y suavemente besa mi cuello.

Ahogo un gemido entre mis labios.— Me están esperando y de verdad...—Intento desviar mi vista a otra cosa que no sea él, porque lo más seguro es que si lo miro acabaré en una postura poco civilizada. Por lo que me fijo en el cesto de la ropa sucia de su habitación. Perfecto, cuanta ropa tiene, debería de hacer la colada.— De verdad que no quiero llegar tarde. Así que échate a un lado. —

Suelta una respiración profunda.— ¿Ni algo rápido? —

Sonrío negando con la cabeza y él se aparta dejándome libre. Aprovecho para ir a mi habitación y pillar unos tejanos y blusa limpia. Eizan me sigue como un niño pequeño. En respuesta, me giro hacia él.

— Si tienes que desfogarte será mejor que llames a tu novia Jessica, lo estará deseando. — Aconsejo una vez puesta la ropa y me dirijo al tocador a recolocarme el pelo en una cola alta y aliñarme. 

Se acerca hasta a mí y me rodea la cintura. — Ya sabe lo nuestro y ella fue quién propuso la relación abierta. —Me da un beso en la mejilla— ¿No estarás molesta, no? —

Se me escapa una risa pequeña en forma de sarcasmo.— ¿Quién, yo? En absoluto. Me da igual que novia tengas, eso ni me viene ni me va. —Me agacho soltándome de su agarre para colocarme las Converse negras. Una vez puestas me giro de cara a él.— Es más, esta noche he quedado así que no puedo ir contigo al cine —

Alza una ceja— ¿Ah sí?, ¿Con quién? —

Mierda, nolosé ni yo.— Con un chico —Trato de no sonreír y sonar seria porque es la prueba irrefutable de que miento, ya que siempre que cuento algo que no es verdad me rio.

Su mandíbula se cierra como el hierro a presión y las expresiones faciales se vuelven duras.— Bueno, diviértete. —Señala con la cabeza la puerta del cuarto— ¿No te tenías que ir mocosa? —

Le contesto con una mirada intrigante. — ¿Estás molesto? —

— No —

Sonrío.— ¿No? —

— Que no —Gruñe y me mira. En consecuencia al ver mi cara de burla se ríe. — Anda vete ya Maliah —Me proporciona un casto beso en la cara y salimos de la habitación. Bajamos las escaleras del piso y cojo la tejana y el bolso negro que se encuentra en el perchero.

— Acuérdate de las llaves —Comenta.

— Como si no supiera que tuviera que cogerlas —Le dedico una mirada despectiva y las cojo antes de que se me olviden por segunda vez.— Te odio, deja de estar en mi mente —

— Eres una mocosa. Por ello, siempre tendría que estarlo —Me da un beso en el cachete a lo que le aparto la cara. — Adiós Lanny —

Bajo las escaleras hacia la puerta y con él detrás.— Adiós señor adulto —

Salgo de la casa y le mando un mensaje a mi amiga con un ''Ya voy''.

Resoplo mirando hacia la nada. La que me espera hoy.



(...)

M.

The UnloversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora