Bolsa con Ratas

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 La pantalla de mi teléfono celular marcaban las 9:13 pm, mis padres se habían ido hace varias horas y me habían dejado la casa por 2 días para mi entera disposición, así que pensé “vamos a hacer barullo”, esta amenaza de tormenta no me impediría divertirme.

 Eric dijo que en 30 minutos pasaría a buscar a Alison y luego a mí querida Janet, tengo tiempo  de comprar unos snack y algunas cervezas ya pediremos algo para comer cuando ellos hayan llegado.

Fui hasta minisúper de la esquina, y mientras caminaba comenzaba a notar que el clima estaría algo inestable esa noche. Ya en el minisúper compre media docena de cervezas y el doble en bolsas de Doritos. Tenían que alcanzar a menos que mi Janet se las cargara ella solita.

Cuando estaba llegando a casa ya me estaban esperando todos en la entrada. Todavía no puedo creer como vine a hacerme de este conjunto de amigos: Eric es un morocho robusto de cuerpo firme y cabello corto al estilo militar al que un disfraz de súper héroe le queda más que pintado. Con su casi metro noventa muestra una firmeza envidiable en cada paso y movimiento que hace. Eric sale desde hace dos años con Alison una muchacha muy menuda de cabellos lacios, dorados y sin vida que tarda horas en peinar para que al final no valga la pena. Allí estaba Alison, frente a mi casa, blanca como un vampiro inglés y vestido de rosa como una niña que no quiere madurar… Si fuera más bonita podría ser modelo, con esas piernas larguísimas que le permiten lucir cualquier minifalda y una altura apenas menor a la de Eric. No sé qué vio Eric en ella, esa chica le tiene miedo a todo, pobre mi Amigo ha sido hipnotizado. Y ahí está mi Janet, tal vez yo también este hipnotizado, físicamente no es mucho más robusta que Alison  pero se alimenta como 8 de ellas, a veces pienso que acepto ser mi novia solo para vaciar mi refrigerador, pero lo que me cautivó fue su inteligencia, su rebeldía, su pasión por los acertijos y su vocabulario complejo que me encanta aunque no lo entienda, puede quedarse horas mirando la nada, solo pensando y además canta como ninguna. Cruce la calle para encontrarlos y nada más llegar me miraron como si hubiera cometido un pecado imperdonable.

– Oigan chicos, cambien esas caras! – Les dije– No fue mi culpa que esperaran, ustedes llegaron demasiado temprano además solo fueron 5 minutos

Eric no tenía su mejor humor esa noche, y se lamento

– Si Alan pero es que el clima amenaza con granizo y hasta que no cumpla los 21 años el auto sigue siendo de mi padre y me matara si le aparece algún rasguño –

Alison se mostró conciliadora por una vez y con su voz de niña intento calmar un poco los ánimos  – Bueno chicos no peleen, vinimos para pasarla bien –

Janet me abrazo como solo ella sabe hacerlo para relajarme, a veces el mal humor permanente de Eric me sacaba de mis casillas.

 –Vamos amor – me dijo después de saludarme con un cálido beso.

Le pase las cervezas a Eric y abrí la puerta de rejas, cruzamos por la senda de ladrillo visto que pasea por todo el jardín que tanto se empeñaba mi madre en hacer que se vea bonito, hasta la casita del perro lucia perfecta pintada en tonos pastel que yo detestaba. Entramos a la casa y dejamos los refrigerios en la encimera de la cocina mientras los chicos hablaban entre ellos animadamente.

La cocina–comedor de mi casa  es el sueño de cualquiera y sin embargo su lujo me parecía rayano en lo innecesario: horno microondas, refrigerador, aire acondicionado y televisor de última generación. Tiene un aire muy  moderno y hasta un toque futurista con las instalaciones de luces de densidades ajustables que ingeniosamente  coloco mi padre. No sé si las puso porque le gustaban o para que cada vez que vinieran visitas poder alardear de su mando universal para controlarlo todo…

 Alison me interrumpió de mis pensamientos.

–Tengo hambre, –dijo–  abrimos una bolsa? –

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