CAPÍTULO III

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Sábado por la mañana, todos en casa: mi hermano Sebastián que se acaba de graduar de la normal con honores siempre ha sido un cerebrito desde el jardín de niños, ahora sé que será un buen maestro y gracias a eso su primer trabajo es como director de una escuela pública apenas comenzará el lunes próximo y toda la semana ha estado muy contento, mi pequeña hermana Melisa que con tan solo sus doce años de edad ya nos saca de quicio y nos divierte con su sentido del humor a todos, mis padres siempre han sido los mejores con nosotros, nos apoyan hasta en lo peor que hagamos sin importar cuanto los lastimemos, siempre tan amorosos y tan distintos mi madre es la de carácter fuerte mientras mi padre es el sensible aunque también tiene su carácter, mi madre es maestra por eso Sebastián eligió esa profesión porque siempre admiro a mi madre en su trabajo, mi padre por otro lado es Doctor en una clínica privada, vivimos cómodamente pero mis padres siempre nos han enseñado la sencillez, la honestidad y la forma de ganarnos las cosas con trabajo y esfuerzo, así que yo no trabajo aun pero ayudando en la casa con los deberes es como me gano las salidas con mis amigos y el dinero que mis padres me dan. Somos una buena familia con sus tropiezos y todo lo que conlleva pero siempre unidos y amándonos.

Me gustaban los sábados y domingos desde siempre porque es cuando todos estamos juntos desayunando en familia, entre semana todos andamos locos y nadie coincide en las comidas solo en la cena y eso algunas veces porque Sebastián se la pasa con Kia y él nos hace falta.

- Buenos días – salude al sentarme en la mesa para el desayuno, como era sábado de flojera, como así lo llama Mel y así lo adoptamos todos, baje en pijama y pantuflas con el cabello recogido en un moño.

- Buenos días hija, ¿dormiste bien?

- Si papá, gracias y ¿ustedes?

- De lujo – dijo Mel muy sonriente y contenta cortando un trozo de hot cakes con un montón de miel encima.

- Excelente – dijo mi padre sin dejar de leer el periódico.

- Bien – dijo Sebastián mirándome raro, como molesto, yo conocía sus miradas.

- Muy bien hija – dijo mi madre, haciéndole señas a papá para que ya dejara el periódico a un lado – empecemos a desayunar, ¿Qué planes tienen para hoy hijos? De una vez les digo que mañana nadie sale, no importa que ya sean profesionistas – eso fue una pedrada para Sebastián – saldremos pero en familia.

Tenía mucho que no salíamos en familia que buena idea pasarla juntos como antes cuando éramos pequeños, todos enseguida dijimos que estaba bien, hasta Sebastián.

- Pues yo más tarde tengo planes con Kia, saldremos al cine y a bailar – nos decía Sebastián sin dejar de picar la fruta que mamá le había traído – y tu Zoé ¿Qué planes tienes? – me pregunto así directamente con eso gesto molesto, arrugando su frente.

- Voy a salir con mis amigos, quedamos de ir al karaoke y a bailar.

- Aja. ¿algún novio? – pregunto Sebastián.

- No tengo.

- Ayer Kia te vio platicando con un chico que no era ni Adam ni Memo ni Mateo, por eso te tardaste en salir.

- Bien Zoé – dijo Mel levantando las manos – ya no te quedaras solterona rodeada de gatos, hermanita.

- Hija no le digas eso – le dijo mi madre riendo un poco – y tu Sebas déjala en paz si quiere tener novio que lo tenga.

- ¿Ella acaso te molesto cuando comenzaste a andar con Kia? – le dijo mi padre. – verdad que no, pues no te metas, ya si ella quiere decirnos que nos diga si no respetémosla.

Debes amar a alguien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora