Tenía cabello negro, piel blanca, manos frías y ojos oscuros como sus intenciones. Él y yo ya habíamos estado ahí, él no me recordaba pero yo me había memorizado cada aspecto de su rostro. Sus manos bajaban por mis pantis de la princesa cenicienta y la maniobra de sus dedos los mojaba. Sentía calambres en la espalda y no sabía descifrar porque mi corazón latía más rápido. Coloco su cabeza entre mis piernas y las cosquillas empezaron a hacerme gritar sin causarme ninguna sonrisa. Mis manos seguían sin respuesta y mis pupilas hacían un enfoque al jarrón de la mesita de a lado. Aquella vez había deseado tener poderes y habilidades de telepatía como en las series que solía ver en la televisión. Algo en mí se movía más rápido y me enfocaba en el techo de aquella habitación. Apreté mis puños y cuando por fin pude levantar parte de mi cuerpo, empuje la fuerza que me empujaba al colchón, tome el jarrón y corrí hacia la puerta. Sus carcajadas no me dejaban en paz quería sentir la tranquilidad que me había arrebatado. Después de tener control de cada parte de mi cuerpo, comenzaba el plan que había planeado. Esta vez no intente matarlo, porque sabía que la última vez había fallado. Decidí tirar el jarrón al suelo y finalizar esto como toda una campeona, saliendo de forma tranquila por la pared. Del otro lado de la habitación sus gritos me daban placer y la que se reía a carcajadas ahora era yo. La muchacha de limpieza abrió la puerta y lo encontró como un bebe llorando acurrucado debajo de las sabanas. Había regresado y esto era solo el principio de mi venganza.
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Regrese #JustWriteIt
HorrorUna visita llena de misterio y una habitación llena de recuerdos harán de esta historia una buena opción para leer en esta época de Halloween.