Capítulo 3 - La verdad

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-Jurarme que no le vais a contar nada a Nate-Les digo antes de empezar.

-Somos tus hermanos puedes confiar en nosotros es más sentaros mañana tu y tu querido amigo gay con nosotros. Me cae bien-dijo con la boca llena James.

-Es verdad, pero a lo que ibas, ¿te gusta Nate?-Alex, como siempre tan directo.

-Si, creo, pero no se si él va a querer estar conmigo, en plan, lo dejé yo, ¿no?

-Hermanita querida, ¿él te quería dejar?-Alex y su sacacorchos.

-No, pero fue hace un año, no creo que quede nada, mira lo que le dijo esta mañana a Kristal.

-Pero él es así te lo suelta todo-comentó James.

-James, así no ayudas-Alex entiende.

James cuando está comiendo no es persona. No escucha ni piensa lo que dice.

-Lo que quiere decir el es que ha dicho eso para molestar al novio simplemente-dijo Alex con su voz extraordinariamente calmada.

-Oye, ¿no iba a venir a ayudarte con la beca?-dijo James como quien no quiere la cosa-Yo me tengo que ir con Sofi y Alex lo puedes echar de casa a cualquier lado con mamá a comprar y papá no está en casa.

-¡Dios! James te adoro-un segundo después Alex está a punto de replicar, pero, me adelanto-a ti también Alexito.

-El teléfono de Nate lo tienes en la mesita, el post-it naranja-gritó Alex antes de irse con mi madre.

Lo cogí y llamé a Nate me dijo que en una hora vendría, perfecto. Tenía exactamente una hora para arreglarme, bueno ponerme unos vaqueros claros con una camiseta verde con un poco de escote pero no demasiado y mis deportivas. Me recogí una coleta más o menos alta, no en la frente. Recogí mi cuarto y busqué mi ordenador, no se como lo hago que nunca me acuerdo donde lo dejo y no solo me pasa con el ordenador. A veces procuro tener unos sitios fijos, si no está en el salón, está en mi escritorio o encima de la mesa de la entrada. Bien, media hora. Me preparé la merienda, unas tostadas con nocilla blanca y negra (nunca mezcladas) y un chocolate bien grande. ¿Empalagoso? Lo sé pero está riquísimo, si me pudiera casar con la nocilla lo haría.

Mientras yo estoy en mi proceso de alimentarme el timbre me interrumpe. Me levanto con mi tostada en la mano y abro. Nate.

-¿Estás comiendo, Liv? Muy extraño en ti-Nate y su forma de hacer reír, es tu amigo, amigo.

-Ya lo sé, pero se me ha ido el santo al cielo, pasa y si quieres me puedes acompañar en mi ritual y si comes tu así engordo menos.

-¿Tu? ¿Engordar? ¿Quien eres tú y que has hecho con Liv? –Dijo Nate con una mirada de asustado.

-Está aquí y se ha dado cuenta de que como siga así va a ser bola Liv.

-Interesante, bueno acepto tu petición de comer, hoy ha hecho el almuerzo mi padre.

Comimos y arreglamos lo de la beca. En verdad, no hubo ningún momento incomodo para mi, fue como antes de salir. Hasta que fue a despedirse, ¿por qué nadie me quiere?

-Bueno, siento lo de tu novio.

-No me ha dolido, no he llorado ni nada, no me ha afectado mucho y no se porque en realidad-miento bien, señores, miento bien. No me ha afectado porque creo que me gustas tú, pero no se lo voy a decir.

-Lo he notado cuando te has puesto en modo "on". ¿Te puedo hacer dos preguntas?

Mi modo "on" es cuando me cabreo de de verdad y suelto todo lo que se me viene a la cabeza sin pensar. Hoy lo he hecho y no me muero con lo que he dicho. Y Nate, me pregunta que si me puede hacer dos no es adorable, me conoce. ¡Para! Es tu amigo.

-Si, claro, te queda una-digo riéndome.

-¿Cuándo me dejaste seguía gustando?

Dios mío. Nate esa pregunta no. Vale, relájate, dile la verdad, que si, si te contesta que el te sigue queriendo adelante sino le dices que no sientes nada ya.

-Si, pero no me veía capaz de mantener una relación a distancia.

-¿Y al mes empezaste con Sam?-Vale, nota mental, matar a mis hermanos – No me lo han dicho tus hermanos, mi madre me dijo que llevabas once meses con tu novio solo hice cuentas.

Joder, es listo, vale, sigue con la verdad.

-Empecé porque me pareció guapo y que a lo mejor así se me pasaba lo tuyo. Lo dejamos unos quince días en verano y tonteé con un chaval pero ya está. Oye, estoy siendo totalmente sincera pero tú no me has dicho nada de ti.

-También salí con una chica a los dos meses pero corté con ella porque no podía, y me dediqué a tontear con todas las que podía.

Vale, eso me ha dolido y bastante, tirando para demasiado. Tanto como que me he sentado en el sofá/ tirado.

-Hey, ¿estás bien?-Preguntó Nate ligeramente preocupado.

-Estoy bien, me he rayado.

-¿Rayado? Explícate porque sigo siendo un tío y no me entero de nada.

-Déjame, tengo que descansar mañana hablamos.

-Mañana paso a recogerte, adiós.

Me da un beso y se va. Puede que el final halla sido un poco incomodo. Necesito llamar a Dan y contárselo todo.


¡Qué rayada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora