Capítulo 2: Shelter - Birdy

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Cuando uno tiene una cita se tiene expectativas, generalmente grandes y buenas expectativas, lamentablemente por otra parte está la realidad. En un escritor de romance, como Moccia, su mente se crea altas expectativas sobre una cita, no importa cuántas citas haya tenido con su prometida, siempre su mente se encarga de crear la cita perfecta; las estrellas, la magia a la luz de la luna, la mejor botella de vino, la sonrisa brillante de su amante... se anhela lo más lejano. A través del tiempo Alessandro se ha ido acostumbrando a la falta de luz de Giselle, y por supuesto, a que sus expectativas de una cita perfecta no se cumplieran.

Hoy no fue la excepción. Ambos son adultos, con sus respectivos trabajos, deberes y horarios, sin embargo esta vez no fue aceptable para Alessandro que su prometida prefiriera atender un mensaje de trabajo que disfrutar de la velada. No estaba lo suficiente molesto como para pelear, eso nunca pasaba, pero en definitiva no se encontraba contento, sentado solo en una mesa para dos, tomando vino y observando como la comida poco a poco se iba quedando sin el humo característico de ésta cuando se encuentra caliente. Si Giselle no llegaba pronto la comida se enfriaría y Alessandro tendría que aguantar sus malos comentarios sobre el lugar.

Se quedó pensando sobre aquello. Nunca le molestaba las quejas de Giselle, para el ella era su luz, o en este caso su oscuridad. Jamás le había parecido odioso su comportamiento, y era de cierta forma lógico, el amor es ciego ¿no es así?

Pero esta vez había algo nuevo entre el mar de pensamientos de Moccia. Por primera vez en mucho tiempo no se sentía contento con esto, ¿el trabajo le parecía más importante a Giselle que...?

–Cariño –Giselle apareció por la espalda de Alessandro, sorprendiéndolo–, lamento esto, pero debo arreglar unas cosas en el trabajo, ha sucedido un grave problema con la impresión de la publicación de mañana y necesito ir a resolverlo ahora mismo. Espero entiendas.

–Pero amore, estamos a mitad de la cena, no puedes irte sin comer y ya se está enfriando la comida –le comento Moccia, entristecido y a la vez afligido–. ¿Acaso el trabajo es más importante? Creo que podrían esperar unos minutos.

–No, Alessandro, esto no puede esperar, si no se imprime la publicación como es debido ¿Cómo haremos mañana? –dijo Giselle, en un tono fastidiado– El trabajo también es importante.

–Yo cancelaria todas mis reuniones si ese día tuviera una cita contigo –dijo el hombre, bajando la mirada. Recordó como hacia tan solo unas horas había pospuesto su gira promocional por cumplir los deseos de su amada en que la boda fuera aquella fecha.

Él sabía que Giselle era más sarcástica, para ella el amor no era lo primordial en la vida de una persona, sin embargo le dolía saber que él estaría dispuesto a cancelar todo el trabajo que tuviese por ella, mientras que ella prefería actuar rápidamente en su trabajo, aunque fuera a mitad de una cena.

–Lo sé, pero somos distintos. Hace tan solo unos minutos parecía que lo entendías perfectamente.

Las palabras ardían y parecían sonar más fuerte dentro de la mente de Alessandro. Se sentía dolido y afligido por su actitud tan cortante, pero a la vez sabía que estaba tan embelesado por la joven mujer que no podía enfadarse con ella. Aunque, por supuesto que tenía ganas de sentarla en la silla y obligarla a comer el plato de comida ya frio. ¿Acaso tenia aquello sentido?

No, el amor no tenía sentido alguno.

–Giselle, al menos come y luego yo te llevo a la empresa –susurro Moccia–, ni siquiera tienes auto para ir.

–Me iré en Taxi, no te molestes, no quiero arruinarte la cena, cariño.

–Me parece obvio que ya la estas arruinando, amore, debido a que estas yéndote y dejando un plato de comida que me ha costado unos trescientos dólares. ¿te parece que puede ser peor? –la irritación era notable en su voz.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2015 ⏰

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