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tomaste mi mano mientras observábamos las estrellas en nuestro paseo habitual.

dijiste que pertenecías allí
y te creí,
porque leo,
me has iluminado mi cruel camino de ida a casa
y me topé con la sorpresa de que tú eras mi casa,
de que ya estaba allí y jamás la había encontrado.

sonreías al mirar hacia arriba,
tus ojos brillaban con seguridad
y en ese momento supe
de que tu eras
lo que mi vida buscaba.

Leonela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora