El Rojo.

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_El rojo de la manzana es el llanto de la piel...

Un cuerpo estático en su típica posición fetal.
Tenia los ojos cerrados mientras abrazaba sus rodillas.
Sus rubios cabellos flotaban a causa del líquido en donde se encontraba metido.
Varios tubos estaban conectados a su piel, para así alimentarla, permitir que haga sus necesidades y antes había uno que servía para darle aire a sus pulmones, pero los científicos descubrieron que no lo necesitaba, pues no respiraba.

_El llanto de la piel es el rojo de la sangre...

Tenia una tez muy pálida, como si la hubieran bañando en harina.
Sus labios eran rosa pálido y sus pestañas bien alargadas.
Su rubio cabello no era tan largo, si dejaba de flotar se notaba perfectamente que le llegaba a los hombros.

_Y la sangre es el rojo del... A... Amor... Del amor

Una chispa se encendió en su cerebro.
Comenzando a unir sentimientos, expectativas, emociones.
Su cerebro se movía como un cubo, juntando así,todos los colores iguales.
El humanoide se retorcía de dolor, cambiando de diferentes posiciones buscándo la paz.

_El rojo del amor es el rojo de la pasión...

Su mente daba fuertes golpes contra su frente, provocando un gran dolor de cabeza.
Con mucho esfuerzo, logró abrir por primera vez sus ojos.
Eran de un color azul oscuro y profundo como el mismo mar.
Pero rápidamente cambiaron de color.

_El rojo de la pasión es el rojo del dolor...

Gemia mientras sostenía su cabeza, el dolor que por primera vez experimentaba era impresionte.
No podía soportarlo, y mucho menos entendía lo que pasaba con el o ella, puesto que aún no tenia un sexo definido.

_El rojo del dolor es el rojo de mis ojos...

Todo se estabilizó. Quedó como comenzó, inmóvil.
Pero ahora estaba con las rodillas a medio doblar y con los brazos colgando sobre ellas.
Su cabello rubio colgaba sobre su rostro cubriendo su mirada, que volvió a permanecer cerrada.

_¡Esta es mi creación! - exclamó una voz profunda mientras sus pasos se acercaban a el experimento.

El hombre traía el pelo atado, pues era muy largo y lo que más llamaba la atención es que era púrpura.
Pero como era un señor muy famoso, millonario y popular, muy pronto el pelo en colores estaría de moda.

Vestía una camisa azul con pantalones marrón claro, y sobre ello una bata blanca.
Un hombre inteligente, lleno de curiosidad por crear vida, o, en palabras más bulgares, un científico loco.

Lo seguía siendo una mujer esbelta.
Su rostro expresaba que era de seria y no le gustaba nada perder el tiempo, puesto que siempre miraba su reloj.

Ella traía una falda negra con una camiseta celeste a rayas azules, con unos tacones del mismo color que la falda.

Su cabello era rubio y largo, lo llevaba recogido en una coleta alta pues en esta época hacia calor.

_Aquí lo tiene - el hombre levanto las manos, en señal de presentación.

_Hmmm-la mujer no mostró sorpresa alguna, pues aquella cápsula estaba vacía- ¿Qué se supone que deba ver?

Estaba muy molesta, odiaba cuando las personas la hacían perder su valioso tiempo en estupideces como esta.

El científico volteo a ver y observó que no había nada, también noto que ya no contenía ningún líquido.
Pero como pudo haber salido, no hay ningún agujero aquí.

_¿Cómo es que...? - el señor comenzó a girar alrededor de la cápsula hasta toparse con el vidrio roto en la espalda se está.

_Ya puedo largarme ¡Tengo una junta en media hora! - grito eufórica la empresaria más querida por el país.

Su fama era grandiosa, cualquiera que estuviera con ella durante solo cinco segundos, aparecía en la revista "Chanel"
Con una gran portada y el nombre de la empresaria sobresaliendo en ella "Lily ayudando a las personas"

Y demás porquerías cursis que la gente inventaba para hacer quedarla bien en cuanto a posición social.

Por supuesto que ella no era así, y como el dinero le sobraba, compraba a todos,para que ella sólo quedará como la buena del cuento.

_¡Esfumese! - le grito el de pelo lila con ira.

La mujer se giro en sus talones y se marchó ondeando su cabellera con elegancia.

_Maldita mujer estúpida... - se quedaba mientras desesperadamente buscaba su celular.

Lo tomo sin cuidado y llamo al jefe de control.
Seguía observando el agujero de la cápsula.
El líquido seguía en el suelo, pero no había ni siquiera había un pedazo de cristal.

_Anuncia a la prensa que X se escapo. Si, es muy peligroso.

Hablaba con nerviosismo mientras se secaba el sudor con la manga de su bata.
X aun no estaba terminado, le faltaba el órgano que lo diferenciaba, y su cerebro todavía no comprendía emociones.

Pero lo preocupante no era que lo que le pudiera pasar, si no lo que podría causar, porque aun no tenia "ciertos" órganos, pero si tenia el poder de acomodar su cuerpo a su forma, eso era lo que hasta ahora el científico creía que esa cosa era capaz.

Lily era una furia en movimiento, odiaba esa clase de persona que le hacía perder su tiempo, de hecho, odiaba a todos, pero a esa clase de persona lo hacía con más intensidad.

Su chófer le abrió la puerta de su limusina color negro, parecido al de los funerales. Pero ese era su gusto.

_¿Que esperas imbesil? ¡Conduce! - gruño la mujer

El pobre hombre solo asintió y se puso en marcha.
Bajo el auto, una figura pálida se mantenía sostenida del mismo con tranquilidad, como si fuera algo sumamente fácil.

_El rojo de mis ojos es el rojo del dolor...que es el rojo del amor y de la pasión... Pero... Cuando no sientes... Nada duele.

Pegando su mejilla al auto y enegreciendo su blanca piel, soltó una lágrima, que no era nada más y nada menos que pedazos de cristal.

¿Que opinan? ¿La sigo?

Solé MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora