Un Agradable Encuentro

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Era un caluroso verano, un rubio cavilaba mirando el cielo acostado encima de un bote, era un cielo azul añil con nubes esponjosas, el vaivén del bote lo adormecía un poco, el sol se ocultaba detrás de unas grandes nubes y el rubio se comía la mente por entender por qué ella estaba en sus pensamientos, no entendía la razón de por qué esa castaña se estaba entrometiendo en su vida, pero si era sencillo, sus ojos, su hermosa sonrisa, su manera de caminar, tenía todos los factores que a él le gustaban en una chica

El muchacho se pasó las manos por el rostro, se sentó y remó hasta un muelle, se bajó del bote y comenzó a caminar hasta un gran edificio imponente y hermoso... su casa

- ¡ay! Draco Malfoy – suspiró mientras se aproximaba a su mansión – no sé qué va a ser de ti en Hogwarts

Por su parte, Hermione Granger estaba hablando con su madre para que le diera permiso de ir al centro comercial con Ron, Ginny, los gemelos y Harry y que además los llevara en su auto, la mujer gustosa aceptó contenta, entonces la muchacha le escribió una carta a Ron para contarle la buena noticia y para que le dijera a los demás ya que Harry también se encontraba en la madriguera

"querido Ron:

Mi madre me dio permiso para que fuéramos como les prometí al centro comercial, podemos hacer muchas cosas, ir a comer helados, ver las tiendas muggles y hasta podemos ir al cine y cenar allá, así que mañana espero que se alisten y que vengan a mi casa a las tres

PD: Ron, mi papá acaba de decirme que le digas al tuyo que conecte nuestra chimenea a la red flu, porque le gusta ver como salen de ahí los magos y las llamas verdes, cuídense, saludos y besos"

La castaña interceptó a una lechuza que venía a traerle "El Profeta" y le encomendó enviar la carta

A la mañana siguiente, Hermione despertó muy contenta, eran las nueve de la mañana cuando bajó a desayunar, luego, como siempre, a eso de las diez y treinta, se cambió el pijama y salió a dar una vuelta por Londres en su bicicleta, se detuvo unos minutos para comprarse un refrescante jugo de naranja, ya que empezaba a hacer calor y luego de compararlo se subió de nuevo a su bicicleta y pedaleó hasta llegar al puente de Westminster, allí se bajó de su bicicleta y comenzó a beberse su jugo mientras contemplaba el rio Támesis, tan quieto, tan hermoso y reluciente bajo el brillante sol que comenzaba a salir de las esponjosas nubes, cuando terminó su jugo, Hermione decidió que ya era hora de volver a casa y alistarse para salir con los chicos

A las tres, tanto Hermione como sus padres esperaban a los Weasley y a Harry, Hermione se miraba a un espejo para ver su apariencia, llevaba un suéter rosa pastel y debajo llevaba una blusa purpura, una falda corta, a unos seis dedos por encima de la rodilla de color negro, y unas convers hasta los tobillos, llevaba el cabello liso producto de su plancha para el cabello y tenía algunos rizos hechos con su rizador, además de una gorrita como la que usan los cadi del golf, a Hermione le encantaba su atuendo a excepción de la falda que su madre le había obligado a ponerse, la cual, había sido regalo de una tía, hermana de su padre y Hermione nunca se la había puesto hasta aquella ocasión, y allí estaba la castaña quejándose de su falda

- te ves preciosa Hermione – le dijo su madre mirándola

- eso lo dices porque eres mi mamá – contestó la muchacha mirándose aún

- a mí me parece que se ve... hermosa pero no me parece que salga así de la casa – dijo el padre de Hermione intentándole bajar más la falda sin éxito

- es que yo no quiero salir así – dijo Hermione zafándose de su padre – me siento desnuda

- Hermione Jane ¡por favor! – Exclamó su madre con tono severo – déjate la falda que además que se te ve muy bonita te la regaló tu tía y desde ese entonces no te la has puesto, no vayas a hacerle un desaire

Hermione iba a protestar pero en ese instante la chimenea estalló y llamas esmeraldas comenzaron a surgir de ella, la castaña intentó correr escaleras arriba a su habitación sin dudas a cambiarse la falda, pero en un rápido movimiento su madre la sujetó por el brazo sonriendo y sin dejar de ver la chimenea, a los segundos, Harry salió de la chimenea sacudiéndose el hollín y detrás de él comenzaron a salir uno detrás de otro

Allí estaban, todos bien combinados y vestidos como muggles, sin dudas, Harry los había ayudado, pero Hermione no podía decir lo mismo de Ginny que llevaba una falda verde manzana con una blusa fucsia

- ¡wow! Hermione te ves... diferente – soltó Ron mirándola de arriba abajo y Hermione enrojeció rápidamente

- sí, muy... muy... muy bonita – dejó escapar Harry

- no solo muy bonita, sino hermosa – soltó George sonriendo

- preciosa – dijo Fred

- encantadora – siguió George

- tanto así como una veela – dijo luego Fred

- sí, bueno... pero ya está - dijo el padre de Hermione ocultando a su hija tras él - ¿Qué es una veela? – le preguntó a Fred luego con un gesto de confusión y Fred comenzó a explicarle

- Ginny ven a mi habitación un momento – le dijo Hermione y ambas comenzaron a subir la escalera

- bueno chicos, mi marido sacará el auto de la cochera, mientras, vayan saliendo y luego súbanse al auto, las chicas no deben tardar – dijo la madre de Hermione

- Harry... - llamó Ron a su amigo - ¿te fijaste que Hermione tiene muy lindas piernas? – dijo luego en un susurro cuidando que sus hermanos gemelos no lo oyeran

La respuesta de Harry fue una mirada divertida seguida de una sonrisa burlona, cuando el auto del señor Granger estaba frente a ellos, respondió:

- sí, si me di cuenta – dijo subiéndose al auto y sonriendo

Hermione le había explicado de muy buena manera a Ginny que estaba mal combinada, tomó ropa de su armario que no usaba con frecuencia y que estaba en buen estado y se la regaló, y de esa ropa sacó un conjunto para la ocasión y le prestó un par de zapatos para que los calzara ese día

- cuando regresemos, subimos por tu nueva ropa y así tienes más para estas ocasiones – le dijo Hermione sonriendo mientras salían de la casa y Hermione cerraba las puertas ya que todos esperaban en el auto

- gracias Hermione – exclamó la pelirroja contenta

Cuando subieron al auto, se dieron cuenta de que Fred lo había amplificado mediante magia, ya que los gemelos tenían diecisiete años


La Serpiente y la Leona (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora