¿Piensas que tu vida es mala?
¿Acaso crees, que todo te va mal, y te dan la espalda?
¿Dices que peor vida, no te pudieron dar?
¿Qué tus padres no te dejan vivir tu vida?Hoy te contaré una historia, a ver si con ella, puedes cambiar, tu percepción de tu vida, las cosas, y sobre todo los problemas.
Cuando nací, mi padre, mi madre, unas maravillosas personas, un día mi padre, comenzó a ir de emborrachera tras emborrachera, de fiesta en fiesta, al principió todo era normal, sin ningún problema, mi padre llegaba a casa, mi madre le daba un café, y se iba a dormir.
El suceso que marco mi vida fue terrible, aún lo recuerdo sin ningún problema, a pesar de que solo tenia dos años de edad..
Mi padre llego con la peor borrachera sobre las peores, mi madre como era de costumbre ponía a hervir agua, para el café de mi ebrio padre, él no estaba consciente de sus actos, ni yo de los mios a tan corta edad, no tenia la expectativa correcta sobre el mundo, mi padre tomo el agua de la estufa, me la aventó cayéndose esta en mis piernas, el agua hirviendo, mis piernas no muy fuertes, empecé a llorar, mi madre escuchó mis llantos, corrió a verme, no pensó dos veces, ella me cogió con sus brazos, llevándome a la clínica más cercana de mi casa.
Pasaron unas horas, los doctores no lograban controlarme el terrible dolor de mis piernas, escuchaba, gritar a mi madre entre lágrimas a mi padre.
Los doctores me inyectaron anestesia, y caí dormido, al despertar vi a mi madre junto a mi cama llorar desconsoladamente, le pregunte que le ocurría, lo cual ella no me respondía.Volví a dormir, cuando desperté, me percate de que mis piernas habían desaparecido, mi padre lleno de culpabilidad no pudo verme así, y salió de la habitación, quedamos solo mi madre y yo, mientras yo lloraba por la razón que mi vida no volvería a hacer la misma, no me costo mucho tiempo aceptar mi destino ya que Dios hace las cosas por algo.
Cuando por fin salí de la clínica, mi madre y yo regresamos a casa, yo en silla de ruedas, que me había heredado una tía, al saber de mi desgracia si así se le puede llamar a mi suceso. Nos encontramos a mi padre, yéndose de nuestro hogar, dejándonos solos.
A los pocos años después unos cinco, cuando mucho, mi madre empieza a enfermar, poco a poco esta fue ganando la batalla, dejando a mi madre santa, en cama, yo sintiéndome inútil sin poder ayudarla, como ella lo hace conmigo.
Una mañana decidí salir a las carreteras de la ciudad a realizar trucos, o cualquier cosa que me generara dinero para así poder comprarle medicamentos a mi madre, pero sobre todas las cosas honradamente.
Cada día que pasaba, faltaba menos para poder, comprar los medicamentos a mi madre, en una de tantas ocasiones me tope con una familia adinerada, bajó el señor del automóvil, me miro detenidamente, y detalladamente, preguntándome, que, que hacia un infante, trabajando, en carreteras peligrosas de la ciudad, en lugar de estar yendo a la escuela. Le explique con detalles sobre mi situación, no dudaron en ayudarme, yendo a mi casa, a llevar a mi madre con los mejores médicos del país.
Llegamos a mi casa, encontré a mi madre dormida, trate de despertarla, pero mis intentos fueron fallidos, empecé por preocuparme, el señor el cual se preocupó de la misma forma que yo, cargo a mi madre, dirigiéndose a su automóvil, rápidamente para llevársela a la clínica.
Cuando llegamos a esta, los doctores nos informaron que al estarla llevando a ese tiempo, cuando la enfermedad había avanzado más de la mitad, no habría cura para mi madre, y solo era cuestión de que despertara, y esperar unos días para su muerte.
No sabia que hacer, ni mucho menos que pensar, solo tenia ocho años de edad, ella era mi más grande tesoro, lo único que tenia en mi vida.
Tal y como lo predijeron los doctores mi madre despertó, y a las pocas semanas falleció.
La gran familia, no les faltaban ganas de adoptarme, pero el único detalle era que solo quedé huérfano de madre, porque mi padre aún seguía con vida.
Me compraron una silla de ruedas eléctrica, y unos meses después logré volver a caminar gracias a las prótesis que ellos me obsequiaron.Terminé mis estudios universitarios, más de diez años sin saber nada de mi padre, decidí ser médico para así poder ayudar a las familias, que de escasos recursos o familias paurramas, a que no sufran la misma situación que yo viví.
Finalicé mi doctorado, era un médico reconocido internacionalmente, leyenda si así se le puede llamar, sin extremidades inferiores, en lugar de ellas unas prótesis, tiempo después me enteré que la familia que tanto me ayudó había sufrido un accidente y había muerto.
Meses después contraje matrimonio, tuve dos pequeños bebés, en el transcurso del año, llamaron a la puerta, efectivamente era mi padre, se impacto al ver todo lo que había logrado sin su apoyo, no le guardo rencor, al contrario lo invite a que viniera a vivir a mi casa. El acepto.Creí o llegué a pensar de que las borracheras las había controlado, una noche, en sus inconscientes actos trato de golpear a mis hijos, poniéndome de intermedio para evitar que les pusiera la mano encima, recibí el golpe, para posteriormente echarlo de mi casa.
Al día siguiente prendí el televisor, en las noticias estuvo de última hora, el terrible hecho de que habían encontrado a un viejo ebrio muerto en una alcantarilla, debido a tanto alcohol que había consumido.
Me sentí tan culpable al ver el cuerpo de mi padre, tirado allí, pensar que si yo no lo hubiera echado de mi hogar ese suceso no pasaría. Fui a recoger el cuerpo de mi padre para después darle la despedida a su altura.
Me tardo un tiempo aceptar esto pero supe siempre salir adelante.
Vivo con una perspectiva aún no muy clara del mundo, pensando en aquellas personas, jóvenes, adolescentes, que tienen gracias a Dios a sus dos padres con vida, y más sin en cambio no los valorar, que daría yo porque mi madre hubiera visto crecer no solo a mi, si no a sus nietos, y que mi padre no nos hubiera abandonado, mi vida, hubiese sido de un tono espectacular, aún no se como agradecer a aquella familia que muy injustamente, fallecieron, me ayudaron a salir adelante.Mis hijos, mi esposa, fueron mi motor para salir adelante, gracias a ellos aprendí a quererme pese a los obstáculos, siendo yo un obstáculo.
Tu que estas leyendo, ó escuchando esto, valora a tus padres, ellos te aman. Si tienes problemas, no los tomes como capricho, para volverte dócil o moldeable a las malas decisiones, si no como un reto para salir adelante.
Yo hubiese querido tener a mis padres que metafóricamente no me 'hubieran dejado vivir mi vida'.
-Itzel C. Corral.