Bipolar

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Bipolar es como me gusta decirte. Claro, nunca te lo diría a la cara.

Un día me tratas amablemente y te ríes de mis chistes, y a la mañana siguiente te parezco una chiflada.

O el otro día en la fiesta de Marylin, pensé que querías bailar conmigo, ya que ocasionalmente sentía tu mirada en mí. Hasta juro que te me acercabas ligeramente al bailar. Pero claro, estaba equivocada, porque al minuto te vi bailando con otra chica.

No pude evitar desear que esa chica fuera yo. Me molesté tanto conmigo misma por pensar algo así, que prometí que me alejaría de ti lo cuanto sea posible.

Otra cosa que detesto es cuando me ignoras. Siento que es un desafío pronunciar las palábras justas para que me escuches. Generalmente solo digo tu nombre, para captar tu atención, pero nada.

Admito que me gusta cuando garabateas sobre mi banco en clase, y apoyas tu codo. He invento que lo haces para poder mirarme de reojo. Bah, es una estupides.

¿Acaso no sere yo también bipolar? Un día no puedo sacarte de mi mente, y al otro día me das igual.

No te merezes toda la atención que pongo en tí. No merezes que te escríba. No merezes que me explote la cabeza dudando acerca de lo que siento.

Te odio, te odio, te odio, y siempre te odiaré.

Déjame en paz. Creeme cuando te digo que no elegí sentir lo que siento. Nunca te hubiera elegído a tí.

Si viera a Levi más seguído, tendría mi atención puesta en él. Pero él nunca está.

Así que somos tú y yo Bipolar.

Querido BipolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora