Y en esa noche mágica
se juntaron,
el lago y el cielo
una luciérnaga y el silencio
Callaba hasta el miedo.
El ave se escondía
ponía murallas de palabras
y ella oía,
aunque su mente
cansada del frío,
pero del que no se siente
se refugiaba,
se alejaba...
Cantaron las ranas
y aún el río
les contó su historia...
¡Pero eso no bastaba!
Porque solo era
una noche para la memoria,
no una de hacer planes
ni de tejer sueños.
Fueron invocados los dioses
y acudieron a socorrerlos,
Cronos por esta vez
dejó que las estrellas fugaces
su recuerdo disiparan
y que Eros volviera a engañarles...