El árbol se secó, el tiempo ya pasó, se borraron tus huellas y ahora solo eres como un fantasma entre tinieblas.
En mi voz ya no hay canción que pueda hacer estremecer un corazón, he perdido mi cordura y solo soy un loco que habla sin razón.
Se ha hecho largo el camino al mar del olvido, y ahora que he llegado me he ahogado en sus aguas. El viento olvidó llevarse los recuerdos de mi mente en aquel entonces, y yo olvide apuñalarme el corazón, pero ahí estabas tú, y no quería asesinarte.
Vivo de un aroma, para inspirarme, vivo de los cabellos que dejaste sueltos en la almohada para recordarte.
Corre, anda y vuela, que el tiempo es corto y la agonía no es eterna. Grita, brinca y sueña, que la vida es una corta canción en medio de la desesperación.
Siempre fuiste más fuerte que yo, y aunque el tiempo pase y los recuerdos se evaporen, tu esencia seguirá impregnada en mi piel mientras existan rastros de poesía.
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