Mi última opción

¿Sabias que aquella chica a la que te empeñas en señalar y juzgar, llamas puta y perra, "chica facil", bandida, entre otros, por algo que tu minusculo y estúpido cerebro no entenderia ni en un millon de años, algo a lo que llamas "error", que no lo es para nada ya que no sabes la historia, no sabes como pasó, ni siquiera sabes realmente que fue lo que pasó, solo te empeñaste en juzgarla, en destruirla, a ella que es una chica diferente a las demas, ella que tiene un corazón gigante que fue enfriado por la maldad de la estúpida gente, esa chica que intentó suicidarse más de una vez, sabias que nunca se había sentido amada?.

¿Sabias que aquella chica que ya no sabe que hacer, que está desesperada, que ya está harta de lo que le has dicho y hecho, se sintió tan mal que empezó a herirse a si misma para no desquitarse con los demas?.

Pero aquella chica (que aparentemente tiene un nivel de aguante bastante grande) ya ha pasado su limite, y tomó una desición...

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Aquella chica de ojos negros como la oscuridad que ahora yacía en su alma, se encontraba en su habitación terminando de asimilar lo que ella había decidido, tomó aquellos regalos que se había dado la noche anterior para cuando se sintiera mal y quisiera desahogarse, cuando quisiera desaparecer, o desaparecer a alguien más, ella tenía dos de aquellos regalos uno mas grande y mejor que el otro, el mas grande lo guardó en un maletín donde se guardan guitarras que le habían prestado, luego tomó su gran buzo negro y se lo puso, guardo el regalito mas pequeño en el gran bolsillo de este buzo, se puso la capucha y tomó su mochila, dispuesta a salir, antes se vió un poco en el espejo, sus ojos ahora estaban apagados y oscuros, llenos de ojeras, y un poco hinchados por haber llorado tanto la noche anterior antes de llegar a su desición final, en fin, salió de su habitacion rumbo al lugar donde debía de completar su misión.

Eran las 6:10 de la mañana y la chica había llegado a su destino, habia llegado a su escuela, ese estúpido lugar lleno de hipócritas y estúpidos arrogantes egocéntricos cabezas huecas superficiales, ese lugar que ella había amado tanto pero que se hania convertido en su pesadilla, se sentia agobiada, desesperada, era tortuoso para ella estar ahí (aunque ya estaba a poco de terminar la escuela), ella gracias a la maldita sociedad se había vuelto en un ser sin sentimientos, solo capáz de sentir frente a la persona que amaba, esa que siempre había estado para ella, esa persona que a pesar de la distancia, a pesar de las diferencias, sin importarle lo que digan los demás, a pesar de todo, le había demostrado que no estaba sola, que había alguien en quien si podía confiar, alguien que la apoyaba y la amaba incondicionalmente, esa persona que no la dejaba caer, que no la dejaba morir.

Ella llegó y se sintió aliviada ya que no había mucha gente, nadie la reconoció, ella fue a su aula de clases y esperó.

Ella se encontraba sentada sola en el rincón inferior izquierdo, la campana sonó y los estudiantes empezaron a entrar al aula, todos y cada uno estúpida y desesperantemente sonrientes, pero al entrar y verla ahí, la miraban con desaprobación murmurando entre ellos.

Uno de sus "mejores amigos" llegó junto a su novia (ambos venian al mismo curso que la chica) tenia los ojos miel y el cabello castaño, tez morena, la miraron y pasaron por encima de ella, "¿mi amor, esa es la bandida que me comentaste verdad?" Dijo la morena a su novio, a lo que este asintió, ella se sintió aun más destrozada, su "mejor amigo", aquel que le dijo que nunca la dejaría, ni la juzgaría, que siempre la apoyaría, la dejó, abandonada, sola y triste, pero bueno, no tan sola, aun estaba su amado, siempre para ella, eso la reconfortaba un poco.

Ya eran las 7:00am en punto y estaban todos los estudiantes de su grado adentro, para su fortuna no había faltado ninguno, y ella habia elegido ese dia en especial porque ese día los maestros tardaban media hora en llegar a los salones ya que tenian reunion, a demas que su salon estaba bastante apartado, es más, se le llamaba "el punto ciego", allá suelen ir las parejas a besuquearse o a darse un polvo rápido, en fin, era el lugar y momento perfectos para su misión.