CROW, IRLANDA.
Desenchufé el móvil del cargador y salí de mi habitación. Desde el pasillo escuchaba a Brooke, mi mejor amiga y compañera de piso, hablar por teléfono.
Al llegar al salón la vi, con su pelo corto recogido en un moño mal hecho, tumbada en el sofá con una manta algo vieja cubriéndole las piernas y con un tazón casi vacío de palomitas junto a ella. Al parecer, habían interrumpido su sesión de películas, esta consistía en estar toda una tarde encerrada, en pijama y comiendo todos los dulces que compraba el día anterior. A veces, me siento con ella y pasamos esa tarde juntas pero sólo cuando no tengo que ir a ayudar a mi tío en el restaurante.
Cuando ya estoy junto a ella, le hago señas de que me voy.
-¿A dónde vas?-Preguntó apartando un momento su móvil-¿No decías que estabas ocupada?-Dijo con el ceño fruncido.
-Voy a comprar algunas cosas para la cena. No quiero comer otra vez pizza.-Le contesté.
-Bueno, vale, pero ya que vas cómprame regaliz que se me están acabando las palomitas.-Asentí y ella volvió a poner el móvil en su oreja.
Fui hasta la entradita y cogí mi chaqueta junto con mis llaves y mi cartera.
Bajé por las escaleras, no me apetecía esperar el ascensor. Cuando llegué al portal saludé a la vecina del cuarto, era una mujer un poco mayor, ya se le notaban las arrugas pero eso no quitaba la gran sonrisa de su cara.
-Hola, buenas tardes.-Dije con una sonrisa.
-Hola, Maya. ¿Qué tal estás?-Respondió la señora.
-Muy bien, señora Bleer. ¿Y usted?- Aunque no la conocía mucho, no me importaba gastar un poco de mi tiempo en hablar con ella, es más, agradecía que lo hiciera ya que me recordaba a mi abuela.
-Yo bien, hija. Ya ves que estoy algo vieja pero al menos tengo buena salud.-Dijo ella riendo. Se escuchó el ascensor llegando.- Bueno Maya, hasta pronto. Me ha alegrado mucho verte.-Me sonrió y se metió en el ascensor.
-Adiós señora Bleer-Me despedí.
Miré el reloj, todavía tenía tiempo de ir al supermercado. Salí a la calle, era una zona de Cork bastante tranquila, no pasaban muchos coches y eso me gustaba. En frente de mi edificio, había una pizzería, un compañero de la universidad trabajaba allí, por eso es que la mayoría de las veces cenábamos pizza.
Crucé la carretera y pasé a la otra acera. Desde el cristal de la tienda saludé a Mark, mi compañero, él me dio una sonrisa y volvió a su trabajo.
Seguí por esa misma calle hasta encontrar el supermercado, allí cogí un carrito y fui pasando entre los pasillos cogiendo todo lo que necesitaba para la cena.
Cuando tuve todo en el carro fui hasta la caja, allí tuve que esperar a que un señor pagara toda su compra.
Tras un rato de espera, el señor se fue y yo coloqué mi compra encima de la caja.
-Hola, cariño.-Me saludó Dona, la dependienta.
-Hola Dona.-Dije. Dona era una mujer de mediana edad que siempre llevaba una coleta y a la que conocí el primer día que llegué a este barrio, ese día bajé a comprar algunas cosas que me faltaban en casa pero cuando fui a pagar me di cuenta de que no me había bajado la cartera. Menos mal que ella me dejó llevarme las cosas con tal de que al día siguiente se lo pagara. Fue un gesto muy dulce de su parte.
-Hace tiempo que no te veía, cielo. ¿Cómo has estado?-Preguntó Dona.Ella siempre te trataba de buenas maneras y te regalaba sonrisas, nunca se quejaba de su trabajo y eso que trabajaba todo el día. Yo la admiraba, se pasaba horas y horas en el supermercado y jamás la había visto con mala cara. Tenía suerte de amar su trabajo.
-Muy bien, aunque algo liada con la universidad. Ya sabes, entre exámenes y trabajos no te da tiempo ni a respirar.-Contesté.
Y era verdad, estas últimas semanas no había podido salir nada, menos mal que tenía a Brooke. Ella me ayudaba a estudiar cuando me veía muy agobiada y muchas veces me obligaba a salir con ella para despejarme, sin ella no se que haría.
-Es lo que toca Maya, si quieres tener un buen trabajo actualmente tienes que estudiar.-Dijo.-Yo si pudiera volver atrás no dudaría en sacarme una carrera, aunque tampoco me quejo. Soy muy feliz con mi tienda.-Rió ella.
-Lo sé Dona por eso elegí periodismo, es una carrera que me gustaba desde un principio y espero conseguir mi título algún día.-Contesté.
-Te deseo mucha suerte, cariño.-Me dijo.
Después de eso pagué mi compra y cogí mis bolsas. Al salir de la tienda me despedí de Dona y me encaminé a mi piso.
Cuando entré por la puerta vi que Brooke estaba todavía tumbada pero que había cambiado de película, esta era de acción al parecer, la de antes era una comedia.
-¡Hey! ¿Me has traido mi regaliz?- Preguntó mirándome con esos ojos verdes tan característicos de ella.
La ignoré y fui a la cocina. Dejé las bolsas encima de la mesa y fui sacando las cosas para ordenarlas. Puse los ojos en blanco cuando vi a mi amiga en la puerta intentando ver su regaliz entre las demás cosas.
-Estás obsesionada con la comida Brooke.-Dije mientras guardaba la leche en la nevera. Ella se acercó a las mesa que estaba en el centro y empezó a buscar.
-Tal vez,-Dijo cuando lo encontró- pero yo soy muy feliz con mi comida.
Después de ese argumento nada convincente, se fue de nuevo al salón. Supongo que a seguir viendo su maratón.
Yo sólo me giré y seguí con mis cosas.
No había comprado mucho pero yo me tomo mi tiempo poniendo todo en su lugar aunque de seguro mañana cada cosa habrá cambiado de sitio gracias a la chica del regaliz. Siempre me hacía lo mismo, por la noche se levantaba a picar algo pero como no lo encontraba revolvía todos los armarios hasta encontrar algo que llevarse a su habitación, a la cuál me daba miedo entrar porque estaba muy desordenada.
LLamé a Brooke para que viniera.
-Dime.- Dijo asomándose por la puerta.
-Voy a hacer canelones, ¿te parece bien?-Pregunté, nunca se sabía con esta chica. Ella me miró con una gran sonrisa.
-Me parece genial.-Dijo y vino a abrazarme.-Te amo Maya, sin ti sería una pobre chica alimentándose de pizza.
-Ya, ya. Anda sigue con tu película que yo tengo que cocinar.-Dije llevándola hasta la puerta. Ella me miró con cara de pena así que añadí.- Yo también te amo, Brooke.
Ella salió y yo empecé a preparar la cena.
Mañana me esperaba un día largo en la universidad y quería irme pronto a dormir pero no creía que lo consiguiera, seguramente me quedaría con la chica del regaliz hasta tarde viendo la televisión. Pero que se le va a hacer, así son las noches con Brooke Ross.
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De repente tu.
Teen FictionY de repente, llega esa persona que rompe todos tus esquemas y te saca una sonrisa con la más mínima tontería. De repente tu...