Capítulo 1

26 5 0
                                    

Quién me diría a mí que a alguien pudiera gustarle.
Creo que es prácticamente imposible, inaudito, anómalo... Parezco una exagerada lo sé, pero, no puede ser...¿o sí?
Recibir un mensaje así es extraño, pero la gente también lo es, no es que no me guste David, sí, pero no de esa forma.

Lo dejaremos en un amor platónico por el bien del mundo, porque a este chico le falta una neurona, enserio.

En fin, he de decir que no me considero una persona realmente atractiva, ni siquiera un poco, aunque me lo digan, no me lo parece. Puedo ser muy dura conmigo misma, lo sé, pero las cosas claras. Por más que vista moderadamente bien o me maquille, la que no es guapa no lo es y ya está.
Yo no soy como mis amigas; altas, delgadas, guapas, inteligentes... Que va, me considero más bien bajita o de promedio, normal, ni muy ni poco agraciada, algo lista... Pero poco más.

Uff, que exasperación... Si me dieran un mísero euro cada vez que digo o explico algo sobre mí, creo que sería millonaria...

Pero esto no viene a cuento, bueno en parte sí, porque bueno, acabo de cambiarme de instituto y los comentarios que recibiré serán nuevos.
Las notas de ánimo que recibo de mis amigos dando ánimos y diciéndome que irá bien no me convencen del todo...
Sí...genial...insti nuevo...

No entiendo como pueden arrastrarte hacia un sitio al que no quieres ir y separarte de la gente que te importa como tus amigos para hacer nuevos... Esto es...es...¡un secuestro!

Nada más llegar a Madrid e instalarnos a finales de agosto prácticamente principios de septiembre veo como es la zona. He de decir que es diferente a Alicante, lo reconozco, pero la diferencia es que ahí tenía amigos y conocidos, y aquí no. Llevamos ya cuatro días aquí y no me acostumbro del todo.

Dentro de un día empiezo el instituto y mis ganas de conocer gente nueva son tan bajas que preferiría ponerme mala. Bueno, "el mundo no es una fábrica de conceder deseos". Así que tendré que aguantarme.

Llevo en mi habitación tanto tiempo que he perdido la noción del tiempo hasta que oigo el famoso grito de mi madre:

-¡A cenar!-dice, mientras termino de colocar los libros en la estantería.

Bajo las escaleras a buen paso y me siento a la mesa.

-¿Pescado, enserio?-digo frustrada.
-Es lo que hay.-dice mi madre mirándome por encima de las gafas.

Suspiro tragándome mi indignación por encima tener que comer esto.

Media hora después, me levanto y recojo la mesa para poder irme rápidamente a mi habitación para leer un poco y whatsappear antes de dormirme.

-¡Buenas noches!-digo desde mi habitación a mi madre que está en el salón viendo la tele.
-Buenas noches cariño.-me dice mientras cierro los ojos intentando dispersar mis pensamientos sobre mañana. Dios, dame fuerzas...

Mi im-perfecta vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora