- Esta como para echarle un polvo sobre la mesa de pool ¿No Jev?- insiste Ramiro mientras me codea y hace que dirija la vista sobre el trasero de la chica con mechas californianas.
-No esta tan mal, su cara parece de las fáciles y su trasero debe ser social- nos aproximamos a la tonta, estaba cerca de las mesas. Pues, yo jugaré una partida con Ramiro, mi nivel profesional llamará su atención y no explico lo siguiente... Se lanzará a mis brazos.
Comienzo a frotar el cubo azul sobre el extremo del palo, Ramiro sitúa todas las bolas dentro del triángulo y acto seguido realiza lo mismo que hice minutos antes. Por el rabillo del ojo capto la mirada de la de mechas californianas, esta rodeada de Perras, si...
Estábamos en Bola 8, especie de bar y centro de juegos. Aquí era mi pasa tiempo últimamente, paso los días en la barra al igual que en los cuartos oscuros.
Ramiro ha acomodado todo ya para comenzar la partida. Retiro el triángulo marcador de la mesa y lo dejo sobre una silla que se encuentra cerca. Capto que me mira, tengo que obtener lo que quiero.
Le hago señas a mi amigo para que se prepare ya que comienzo yo con la partida. Me tocó ser colores y el es rayas. Apoyo el palo sobre la mesa, la bola blanca ya esta en forma directa, hago cálculos para poder medir mi fuerza y lanzar perfectamente como siempre.
Le pego y todas las bolas se dispersan y como récord, tres se adentran, una al hoyo de la esquina, la otra del consiguiente y la tercera por el costado izquierdo a mi.
- Buena Jev, pero igual no me vas a ganar- se toca el pelo y me da paso por mi siguiente turno.
Me rió ante lo dicho, es que nadie me gana, ni porque tenga a dos perras acariciándome me desconcentro, la técnica es mi mayor kit, es decir es mi parte más importante de mi ya que soy muy astuto.
- Nadie me iguala, nadie me gana y mucho menos podrá contra mi. Tengo en control- me toco el pelo mientras me acomodo para mi tiro sabio- Es más- le dedico una sonrisa torcida- me gustaría estar de acuerdo contigo pero ahí sabre que ambos estamos confundidos. Así que, acepta tu pérdida, y alaba mi victoria que se asoma.
- Callate man, jugá que aún tengo oportunidad- apoya el puño sobre la mesa.
- Te doy las estadísticas tenes un 5% como mucho de vencer esta máquina andante- me señalo- Hagamos una apuesta- le ofrezco a Ramiro.
Él eleva el ceño y dedica su atención hacia mi. Iba a caer lo sé.
- A ver, ¿Por qué apostamos?
- Bueno, si yo gano me vas a tener que pagar tres tragos y comprar una caja de preservativos de los buenos.- le explico a Matt.
- Aja- se toca la barbilla- ¿Y si gano yo que pasa?- lanza Ramiro.
- Bueno, si ganas vos tengo que hacer una prenda de tu parte.
- Sí yo gano vas a tener que follarte una Mojigata y también ilusionarla con que le vas a traer la Luna- se ríe a carcajadas ante su sugerencia que no se cumplirá- Y obviamente, quiero las pruebas.- Tenes tres meses para cumplirla, si no lo haces largo el buche- como se atrevía con más razón le iba a ganar y lanzar un puñetazo en la mandíbula.
- Bueno, acepto pero... no te hagas ilusiones- dicho eso me tomo la cabeza con la mano. Comienzo a sentir una punzada de la cabeza, deben ser los dolores de siempre. Intento enderesarme y no prestarle atención.
- Trato hecho- le tomo la mano a Ramiro.
Lanzo la bola y dos mas se adentran, Ramiro maldice por lo bajo. Tiro por tercera vez consecutiva y al momento de empujar mis sentidos se nublan y causan que pierda el equilibrio y pegue mal.
- Vamos nomas - festeja alrededor de la mesa- Puto tenías que ser - lo miro con desagro.
Me siento en una banca y Ramiro se apodera del juego. Mi cabeza me estallaba me estaba poniendo mal, pero no podía perder, sería deshonra, si perdía se burlaria de mi, en cambio si aceptaba y suspendía la partida sería más crédito para mi. No me jodería.
Ramiro emboca dos y sigue. Me siento derecho y relajo los hombros tensos, cierro los ojos y suspiro. Siento que me masajean y abro los ojos, esta ahí la zorra tocandome y regalandome sonrisas traviesas. Le señalo otra banca y se sienta.
- Hola, se te ve algo cansado - me dice mientras se eleva la parte del vestido que le cubre a penas el muslo.
Apoyo mi mano sobre su pierna y presiono.
- Cansado de esperarte- la tomo de la mano y busco a Ramiro.
- Cancelo la partida pero hago lo que me pediste, quiero experimentar y no es malo probar de otros extremos- llevo a la zorra conmigo hasta la barra, saco llave del cuarto 43, donde abundan mis grandes recuerdos y me dirijo a ella.
Se escucha un quejido de parte de mi amigo, pobre comenzaba a ganar.
Subimos las escaleras mientras la besaba sin fervor. Mis manos viajaban sobre su cuerpo curvoso. Pudimos llegar y abro la puerta, adentramos en ella y la cierro con el pie.
Era chico, pero cómodo para realizar el polvo. Se me había pasado los dolores, así que podía enfocarme en como hacer gritar mi nombre de su boca.
Comienzo a sacarle el vestido y ella salvajamente me saca la camisa y procede por los jeans. Busco un perservativo del jean que ha caído y se lo doy, con los dientes rompe el envoltorio y lo coloca como experimentada. Sin decir nada la tiro a la cama y me lanzo sobre ella. Después de roces y mordidas, me adentro a ella como que si no hubiera un mañana, la penetro repetidas veces y ella goza de pasión.
- Sos un Dios en la cama- me toca los pectorales.
- No me conformo con una vez- capto todo y me coloco otro perservativo y con más fuerza la hice mía por ese momento.
Como siempre podía meterme en bragas de cualquiera...
Esta vez, tenía una meta, y quiero cumplirla, sería más divertido, más desafioso pero nada me gana y mucho menos confunde...
ESTÁS LEYENDO
Tú eres mi Cura
RomanceÉl rompía corazones por placer. Ella nunca llevaba las uñas bien pintadas. Él cada noche buscaba ahogar sus penas. Ella, por las noches salía al jardín a desenterrar su pasado. Él trataba de mejorar. Ella empeoraba. Él fingía ser un capullo. Ella...