Un papel en blanco con un número de teléfono apuntado "por si necesitas algo".
Dijiste que aquí siempre estarías, pero hoy volvias a comunicar.
Hable horas y horas con tu contestador. Que importa. Es el único que siempre me contesta, el que nunca me falla.
Solo tengo que pagar por oír su incómodo pitido y poder decir "te quiero", "te echo de menos".
Y eso, para mi, no tiene precio...