PRÓLOGO

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Mi madre me dijo que me pusiera el mejor vestido que había en mi armario. Dijo que hoy venia el Alfa de los Alfas y que era de suma importancia que todas las hembras de la manada estuvieran presentes.

Según dicen las mujeres chismosas del pueblo que el Alfa Ethan era frío, duro y controlador. Todo se hacía a su palabra y orden; y cuidado quién lo desobedeciera porque recibiría el peor de los castigos. Se rumorea que mató a una chica a latigazos por enrollarse con un vampiro. La pobre escusa de la chica era que ese era su mate. El Alfa Ethan no se lo creyó, dijo que era puras escusas para salvarse. La Diosa Luna no se equivoca. Si ese vampiro era su mate tenían que respetarlo.

Pero a fin de cuentas... ¿Quién era yo para cuestionarlo? Solo soy una loba con sangre de Omega. A penas y podía recibir educación. Algunos lobos han tratado de marcarme a la fuerza pero siempre estaba el Beta para salvarme.

Cuando terminé de peinarme con mi trenza me miré en el espejo. No era fea, pero tampoco algo exótico como las lobas de Sur América. Ellas eran hermosas con curvas donde debían estar. Y aquí estaba yo. Con mis ojos grises y mi cabello castaño claro no era muy impresionante.

- Isabella, no te coloques perfume.- mi madre me dijo sonriendo.

Oh, Dios. Se ha que venía eso.

- ¿En serio crees que será mi Mate?. - le pregunté incrédula.- Estás muy ida de olla, Ana.

- Un poco más de respeto, Bella.- me reprochó mi madre.

- Si, lo siento.- le respondí dejando un beso en su mejilla.

- Ya vámonos. Tu padre nos está esperando.- me ordenó mi madre sonriéndome.

Ana me tomó de la mano y nos dirigimos a fuera donde mi padre nos esperaba en su auto.

- Ustedes están demasiado hermosas. No me gusta.- dijo gruñendo.

- Oh, Anton. Ya deja eso. Sabes que siempre seré tuya. - le ronroneo mi madre a mi padre.- Y Bella y yo te amamos.

- Pero sabes que odio que las vean.- mi padre gruñó así todo el camino. Diciendo que ningún cachorro necesitado me tomará.

El amor entre mi padre y mi madre es puro y solido. Me encantaría encontrar encontraron a mi Mate. Tener el amor que se tienen mis padres.

Eso seria perfecto.

- Llegamos, mi dulce.- me dijo mi padre.

Mi madre y yo bajamos, entrando a el gran salón que utilizaba mi manada para las reuniones.

Podía ver a todas las chicas del salón pensaban igual, que alguna de ellas podía ser Luna de el Alfa Ethan. Con sus vestidos y bien arregladas.

Pobres...

- Ya vuelvo, querida. Hablare con Sonia.

Y se fue. Dejándome sola con todas esas mujeres. No me llevaba bien con ninguna. Pero siempre trataba por cortesía.

Fui a la mesa de bebidas y sin intención alguien derramó alcohol en mi vestido.

- Oh, mis disculpas. Fue sin intención.- me dijo un castaño ojos verdes.

- No, está bien. No te preocupes.- traté de tranquilizar al hermoso hombre que estaba tratando de limpiar mi vestido con su pañuelo.

Pero todo se volvió en silencio sentía una respiración en mi cuello.

- MIA.- oí a alguien gruñir y unos dientes clavandose en la carne de mi cuello para que luego todo se vuelva oscuro.

Bajo La Luna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora