Mirame. [Karma x Nagisa]

Escuchame

¿Porque?

¿Porque lo hiciste?

¿Porque te tiraste del precipicio?

Cuando te vi allí mi corazón casi se detiene, sabía que es lo que ibas a hacer. Últimamente podía ver tus ojos muertos y aquella sensación de temor que creí haber dejado atrás me volvía a invadir aquella sensación que había experimentado hace años.

Ese sentimiento que hace que me sienta en peligro a tu lado. Ese sentimiento hace que me aleje de ti. Y ¿Sabes qué? Duele mucho obligarme a alegarme de ti.

Estoy seguro que algo dentro de ti ha cambiado y esos ojos no eran la excepción. Te lo explicare de un modo más simple.

Tú eres un ángel, y alguien ha cortado tus alas.

Yo sé que no fui yo. Te habían cortado tus alas antes de haberme alejado de ti.

¿Quién fue? ¿Quién lo hiso?

Cada día te he visto en mis sueños. A veces poseías la inocencia de un pequeño, la hiperactividad de un niño de 9 años, te he visto sonreír en mis sueños, parecías un pequeño que disfrutaba al máximo su vida sin desperdiciar ningún momento o sin dejar de sonreír.

Sin embargo esos momentos de felicidad han ocurrido muy pocas veces. Te veía nervioso, asustado, parecía que una figura obscura se escondía detrás de ti, gritabas por ayuda, pedias piedad, mirabas a todos lados intentando encontrar algo, te lamentabas y llorabas fuertemente, aquella figura que causaba esa sombra... yo no lo puedo ver.

¿Aquella criatura fue quien corto tus alas?

Incluso había momentos en los que podrían considerarse perturbadores.

Te encontrabas sentado en la oscuridad contando lentamente del uno al infinito. No te detenías. Cada vez que tus labios pronunciaban un número alguna criatura aprecia. Ya sea un cadáver, un animal, incluso cuerpo que aún conservaba un poco de su vida aparecía a tu alrededor. Y he de decir que esos cuerpos que aun poseían vida no era muy tranquilizante de apreciar.

Te encontrabas sentado en el suelo con tus manos en tu regazo. Tenías tu mirada baja haciendo que tu flequillo no me dejara ver tu rostro, tenías tus largos y sedosos cabellos celestes sueltos haciendo que se posaran sombre tus hombros, vestías el uniforme de deportes que usábamos antes de que Karasuma-Sensei nos diera los otros que nos ayudarían a movernos con más libertad dándonos más ventaja en el asesinato de Koro-sensei. No hablabas. Solamente mantenías tu mirada escondida.

-Uno -un cadáver apareció a unos metros de ti, tenía los brazos amarados a su espalda y su rostro no poseía ojos.

-Dos -una niña caminaba tranquilamente por donde te encontrabas, tenía cadenas en sus tobillos y muñecas, a cada paso que daba las cadenas resonaban por todo el lugar, aquella niña tenía una soga atada fuertemente a su cuello y unas agujas encajadas en sus piernas, sin embargo en sus manos tenía un ramo de flores.

-Tres -nuevamente otro cadáver apareció, sin embargo aquel cadáver estaba al lado tuyo y tú tenías en manos una navaja completamente manchada de aquel líquido carmesí que todo ser humano posee.

-Cuatro -un gato negro dormía plácidamente en tu regazo y tú lo acariciabas con delicadeza.

-Cinco - una pareja bailaba a unos metros detrás de ti, aquella pareja parecía ser feliz aunque, obviamente, ya estaban muertos.

-Seis -un niño alegremente corría por todo el lugar, aquel pequeño tenía hoyos en su pecho y uno en su frente... probablemente fueron causados por las balas de una pistola.