Capítulo 6

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El hombre que no para de golpear a Mike es increíblemente grande. Intento separarlo, pero él me tira al piso con un solo empujón. Mike parece estar completamente ido, incapaz de quitarse al agresor de encima. Como nadie más hace el intento de ayudarme, solo me queda una opción. No es la más acertada, pero es la única: recurrir a la violencia. Con una patada bien dirigida, logro darle de lleno en la cara, tirándolo a unos cuantos metros de Mike. Los espectadores sueltan un "uhhhh" al unísono, acompañados de muecas de dolor, como si pudieran sentir la patada.

Me arrodillo junto a Mike, tomándole la cara con ambas manos para asegurarme de que está bien. Reviso su rostro y, sorprendentemente, no parece tener ningún golpe en la cara. Algún rasguño o algo que delatara un golpe, pero no, parece que el grandullón no le dio ni un solo golpe allí. Tiene suerte. No me gustaría verlo con un moretón en el ojo.

— Mike, Mike, ¿estás bien? —pregunto, dándole unos suaves golpes en la mejilla para intentar despertarlo de su trance.

Mike abre los ojos, o al menos lo intenta, y me mira con una sonrisa. Apenas puedo ver sus orbes grises, esos que tanto me gustan; solo veo rojo. ¿Está drogado? Intento levantarlo para llevarlo a casa, pero entonces el grandullón me agarra del cabello y me tira hacia atrás, estampándome contra la pared. El aire abandona completamente mi cuerpo, y un quejido escapa de mis labios. El hombre me observa con una asquerosa sonrisa, mostrando su podrida dentadura, probablemente producto del tabaco y quién sabe qué más.

Camina hacia mí, pero antes de que pueda acercarse más, Tim aparece, interponiéndose entre nosotros. Nunca antes me había alegrado tanto de ver a mi grandullón favorito. Con un movimiento rápido, Tim empotra al agresor contra la pared, inmovilizándole las manos a su espalda. El otro ni siquiera tiene tiempo de reaccionar.

— Señorita Black, será mejor que se lleve a su novio antes de que la prensa decida aparecer —me aconseja Tim, con tono firme.

Asiento, ignorando el hecho de que seguramente Tim ha estado siguiéndome desde ayer. Mi padre es excesivamente protector y no me dejaría salir sin seguridad, por lo que estoy acostumbrada a que haya alguien vigilándome. Me levanto y me acerco a Mike, que parece estar semi-inconsciente. Su estado me preocupa, pero trato de mantener la calma.

Después de escuchar cómo Tim me llama, dos hombres se acercan ofreciéndome ayuda. El atasco que mi coche ha causado en medio de la calle es impresionante, los conductores empiezan a desesperarse, algunos incluso se muestran violentos exigiendo que mueva el vehículo. Hablo con la policía que los otros conductores han llamado y, tras una larga conversación y una multa, finalmente logro despejar la calle y ponerme en camino hacia casa de Mike.

Durante el trayecto, observo con preocupación a Mike, que sigue actuando de manera rara. No se droga, nunca lo hace, y aunque fuma marihuana de vez en cuando, solo lo hace si es conmigo. Pero ahora, su comportamiento es diferente, parece como si hubiera consumido cocaína o alguna otra sustancia. Algo no está bien, y eso me inquieta profundamente.

Con la ayuda del amable portero, quien lo carga como si fuera un saco de papas sobre su hombro, subimos al apartamento de Mike. Busco la llave en uno de los bolsillos de su pantalón azul claro y abro la pesada puerta, que parece blindada. Le indico al portero que lo deje en el sofá mientras yo me dirijo a la cocina. Lleno un vaso de agua y vuelvo a la sala, encontrándome con que el portero ya se ha ido.

Mi frustración crece al verlo en ese estado, y no solo por mí, sino por la mala imagen que está dando. Estoy cansada de verlo "dormir la mona", como siempre. Sin pensarlo, lanzo el agua del vaso directamente a su cara. Inmediatamente, se reincorpora visiblemente desorientado, frotándose el rostro mientras el agua se escurre de su piel.

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