1. Olwyn

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La noche de Olwyn, no habia sido completamente común.

Llevaba corriendo por el bosque, desde hace cuatro horas, con el estomago vacio y una flecha atravesando su muslo izquierdo.

Habian llegado de noche, cuando todos dormian. No tuvieron tiempo si quiera de reaccionar, hasta que olieron el fuego y empezaron a quemarse; algo que nunca olvidaria son los gritos terror y de dolor de sus hermanos y su madre cuando las lenguas de fuego alcanzaron sus sábanas y se extendieron hasta tocarlos, nunca olvidaria como quemaron su casa, nunca olvidaria los rostros de quienes asesinaron a su familia.

Si no hubieran capturado a su hermano mayor, Ravan cuando intentaba protegerla de esos muchachos, no hubieran descubierto el secreto de su familia y todos seguramente seguirian con vida.

Consideró seriamente replegarse,pero, no tenia a donde ir, ni un poco de ropa o un refugio para pasar la fria noche de invierno.

Queria dejar de correr, pero no podía hacerlo, su instinto le decia que tenia que seguir corriendo. Lo unico que interrumpia el silencio del bosque, eran los gritos enfurecidos de la multitud llamandola "engendro" e "hija del diablo". No sabia que le dolia mas, la pata o que la gente con la que convivió por casi 17 años, quisiera matarla, entre ellos sus amigas y el chico que era el amor de su vida: Blaise. De parte de el le dolia incluso mas que la flecha clavada en su muslo.

Casi podia recordar todos los momentos que pasó con el: el momento en el que le dijo que la quería, su primer beso, el dia en el lago, la fiesta de accion de gracias, el dia de la cacería, la noche del festejo a la luna. Todo se habia ido al diablo, nada había servido. El la abandonó cuando se enteró de lo que hacían ella y su familia. Y ahora la estaba cazando. No lo habia visto, pero lo olía.

Se detuvo repentinamente cuando escuchó un sonido en la maleza. Aparte había visto una mancha negra pasar rápidamente.

Olisqueó el aire en busca de un olor nuevo, un olor que no hubiera notado. Mas no percibió nada, solo un tenue aroma a pino y a carne fermentada, pensó en seguir el aroma, pero entonces se dió cuenta de que los gritos de sus perseguidores, no se oian mas.

Su corazón retumbaba en sus oidos como tambores en las festividades del pueblo.

Las pupilas se le dilataron de terror cuando escuchó un susurro entre los árboles.

"Por aqui, sigueme"

Se dio la vuelta, buscando el origen de esa voz, hasta que se topó con unos ojos amarillos que la observaban desde los arbustos. El viento silbaba , mientras una gran silueta atravesaba las plantas que eran su escondite.

Un lobo de gran tamaño, se acercó a ella. Su pelaje era de un color rojizo caoba y sus ojos ambar irradiaban fuerza y severidad. Lo mas extraño de este ser era que no tenia olor alguno.

"Repliegate" dijo el, mientras la examinaba con la mirada y empezaba a caminar rodeandola. Ella no podia hacerlo, pues no tenia ropa para cubrirse.

Ella decidió contestarle con un gruñido "No puedo hacerlo"

Olwyn pudo sentir su asombro cuando pronunció esas palabras "Pues tienes que hacerlo, el tiempo se te agota". Ella alzó el hocico en señal de reto.

"Frente a ti no lo hare, me hace falta ropa y hace mucho frio, como para estar desnuda"

El hizo un gesto divertido "¿Te provoco pena?"

"No pero por si no has dado cuenta soy mujer y tengo una intimidad que guardar, asi que lárgate y dejame sola"

El se acercó mas a ella "Muy bien dulzura, aunque esa herida es muy profunda, y si sigues corriendo, puede que se ponga peor de lo que ya está, pero si quieres seguir corriendo con el estómago vacío y asi de cansada, por mi no hay problema, aunque podrías venir conmigo y tener ropa, comida, descanso y tal vez hasta una nueva familia."

Se le hizo un nudo en la garganta con las ultimas palabras que dijo. Ella bajó la vista, tratando de contener un gemido. Se levantó y le contestó
" Ire contigo."

" Vamos, pero antes, repliegate, dejé una piel detras de ese arbol puedes cogerla" apuntó con la cabeza hacia un arbol que estaba detras de el. Ella le miró con desconfianza, pero caminó hasta llegar detras del arbol. Ocultandose del extraño

Cerró los ojos y curveó la espalda, esperando a que tronara para poder erguirse. Entonces sucedió.

Abrió los ojos y todo se hizo mas pequeño y una ola de frío le azotó el pálido y escuálido cuerpo. Se levantó pero enseguida cayó al suelo por el dolor que le causaba la herida, se mordió el labio para evitar sollozar. Se hizo un ovillo en un intento inutil de generar calor.

A ciegas buscó la piel que le habia dicho aquel lobo,hasta que sintió una textura aspera, como de una vieja alfombra. Se cubrió con ella, abrigandose un poco de las fuertes corrientes de aire helado que le revolvían el cabello, teniendo cuidado de que no tocara la flecha. La piel le llegaba a cubrir arriba de las rodillas y eso era todo

Con dificultad, logró levantarse con delicadeza e ir cojeando hacia el lugar en el que estaba aguardando el lobo, solo que ahora en su lugar estaba un chico tan largo y esbelto que podria parecer un sueño de verano, con rizos cerezados que caian suavemente sobre su frente que apenas enmarcaban sus avellanos ojos que bien podrian ser como un par de gotas que escurren de un panal.

Al momento que la vio, esbozó una sonrisa pícara.

-¿Lista, dulzura?- su voz era relajada y seductora, pero a la vez con un tono de firmeza.

Ella lo miró con el ceño fruncido -No me digas asi-

-Como tu desees,cariño, por cierto, yo soy Aspen- el le extendió la mano, la cual Olwyn miró con desconfianza, pero a fin de cuentas terminó aceptando.

-Yo soy Olwyn- hubo cierto brillo en los ojos ambarinos de aquel chico hermoso que estaba frente a ella, que le hizo creer por un momento que ya se conocian. Tambien creyó escuchar que el susurraba su nombre como para que no se le olvidara.

Aspen empezó a mirarla de arriba a abajo con deseo. Ella por instinto se cubrió aún más, intentando que la piel le llegara un poco más abajo de las rodillas. Pero el dolor una vez más la hizo sucumbir y caer. Aspen apresuradamente se acercó a ella, atrapándola justamente antes de que cayera al frío suelo nevado.

El simple hecho de estar entre sus brazos provocó en Olwyn una sensación de calidez reconfortante ante una situación triste y fría.

No lo pudo evitar más y las lágrimas que tanto tiempo había contenido, salieron, como lluvia en la sequía.

- A ver preciosa, necesito que te calmes y no te muevas para poder sacar esta flecha.- ella intentó responder pero de su garganta sólo salió un gemido ahogado.-te voy a recostar un momento en el suelo, necesito que respires.- Lentamente la recostó en el suelo, mientras estiraba la pierna de la chica con una delicadeza que ella no pensó que el tendría.

Olwyn dudosa empezó a respirar dificultosamente y con un hilo de voz se atrevió a preguntar. -¿Has hecho esto alguna vez?-

-No, pero he visto como lo hacen tantas veces que creo que puedo hacerlo; ahora, mirame y respira, concentrarse en mi y en nada más, ¿esta bien?- Olwyn asintió con un gesto de terror.- Bien, aquí vamos-

Olwyn se aferró a su cuello con las dos manos y enfocó su vista en los ojos de Aspen. El, empezó a hacer presión en la parte del muslo donde estaba la herida, estirando la piel y aferrando la flecha con el puño apretado, el sudor corría por su frente, no quería lastimarla. Olwyn jadeaba nerviosa.

Aspen empezó a jalar la flecha hacia afuera, lo cual provoco que la chica soltara un grito desgarrador y sonoro. El chico decidió que era mejor hacerlo rápido, así que aferró la flecha con firmeza desde la base y la jaló con fuerza para evitarle un poco más de dolor a Olwyn. Ella solo soltó un gemido, acompañado de un suspiro de alivio.

A continuación todo de tornó oscuro y sombrío para Olwyn.

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⏰ Última actualización: Feb 04, 2016 ⏰

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