Capítulo 4 || Aspecto Rudo y Adicta a las Compras

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Estaba enojada, ya estaba harta de humillaciones, pero llegó Zenda con solo unas palabras y le deslizó el corazón por la boca. Ella solo necesitaba un poco de ayuda, ella solo necesitaba un poco de ayuda de Samay

  —Necesitas besar a una chica para saber si lo eres —se acercó con pasos largos

  —Pero lo acabaste de hacer, tu lo hiciste

  —¿Te gustó? —suspiró con sonrojos— lo tomaré como un sí

  —No quise esto

  —Nadie quiere ni elije quien quiere ser, Zenda. El tiempo ya te dirá quién eres, no te preocupes

  —¡No quiero tiempo! Ya he aguantado demasiado... —. Estaba a punto de desplomarse en el llanto, pero dispuso no perder otra lágrima más— necesito saberlo, estoy cansada. —se limpió sus húmedos ojos con las mangas de su camisa —Samay

  —¿Si?

  —¿Puedes besarme otra vez? Pero esta vez de verdad 

Aquella arrugó su frente y rio irónica.  

  —¿Por qué habría de besarte otra vez?

  —Necesito sacar mis dudas... ya ha pasado mucho desde que besé de verdad a la chica esa. Quizás hayan sido las hormonas

  —¿Y mi beso también fueron las hormonas? —apuntó su sonrisa hacia sus labios y — okay, solo relájate, ¿Vale? Será un beso rápido pero... húmedo, ¿Okay? Para ver tu reacción 

La luz del reflector de arriba iluminaba la mitad del rostro de Zenda, veía sus ojos grises-verdes y esos labios carnosos que estaban excitantemente provocativos.

  —Solo relájate

«Excitantemente provocativos»

  —Ya lo hago

  —Es solo un beso —sonrió acariciándole los hombros—. No es nada más que un beso

Asintió molestando su cabello

  —Vale. A la cuenta de tres, y deja de repetir que solo es un beso, me pones más nerviosa. 

  —Uno...

  —Dos...

No esperó ni los 30 segundos del 2, Samay tomó fuertemente de los esqueléticos hombros presionándola a sus senos y robándole esos bellos labios que hace mucho quería asaltar. Sus pechos se sentían cómodos contra los suyos, los hombros de Zenda estaban en la máxima tranquilidad, las manos de Samay ya no sostenían los hombros de la chica, ahora estaban equilibrando la cintura de Zenda. Las calientes manos de la ojis-verdes fueron al cuello de Samay, apretándolo como una almohada, esta gimió por las uñas enterradas de Zenda y la lujuria que le causaban las cálidas manos de esa chica en su cuello... en ella

  —Lo siento —susurró

Contempló su rostro rojizo; era como un ángel, un ángel que estaba escondido entre las nubes y decidió conocer el escenario que causaban las malas máscaras, pero por desgracia la realidad la mantuvo prisionera de por vida y le corto las alas para no volver. Zenda era un ángel aprisionado a la realidad

  —Creo que... —se alejó Zenda

  —¿Te gustó?

  —Samay

  —¿Si?

  —¿Me podrías seguir besando?

  —Es la mejor pregunta que me han hecho en la vida 

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La casa de Samay era grande y fresca, tenía una vista preciosa desde la habitación de Sam; su habitación estaba decorada con muchos posters de diversos artistas, entre esos estaba: Rolling Stones, Nirvana, Taylor Swift, My Cheminal Romance, Queen y otros. Su alcoba era hermosa, tenía la bandera homosexual contra la pared que estaba junto a su cama, unas cuantas luces, libros y discos viejos puestos en una biblioteca. Había una gran cama con sabanas suaves y un mueble morado a una esquina del cuarto

  —Es hermosa tu habitación, Sam

  —La decoré yo... ¿Ves esa pared libre que está allí? —señaló junto al armario

  —¿Si?

  —Quiero que hagas un gran Graffiti allí. El que quieras, solo quiero que ocupes ese espacio.

  —No será tan mal el trabajo, amo pintar espacios grandes

Suspiraron al instante de quedar en silencio. 

  —¿Quieres algo de tomar?

  —No, así estoy bien, gracias

  —Que rogada eres. ¿Nada de comer?

  —Okay, tráeme lo que quieras entonces; drogas, alcohol. Lo que sea

  —Okay...

Mofaron. 

  —¿Te quedaras a dormir?

  —Hmmm... no lo sé, quizás con lo obsesiva que es mi madre, llamé a mi abuela a ver si estoy allí

  —No importa. Hmmm... le dices que tuviste que quedar a hacer un trabajo conmigo, y ya —mordió su labio

  —Mi mamá es muy... ya sabes, no es como la tuya

  —No le hagas tanta fama a mamá, ella no es tan divertida como parece. Es el puto Grinch en persona cuando está de mal humor

  —No todos debemos estar feliz todo el tiempo, Sam —sonrió contemplando los CDs que tenía en su repisa

  —Pero tu pareces no estar feliz nunca

 —No es cierto —frunció el ceño riendo—. No te pases, ¿Eh?

 —¿Por qué no salimos un rato? Quiero tomar algo, ¿Tú quieres tomar algo? ¡Oh! ¿Qué hora es? —miró su reloj—. Vamos al centro comercial, nos queda tiempo de sobra para hacer compras, hace mucho no hago compras, y me encantan las compras, ¿No has visto mi closet? Es hermoso, ¡Amo la ropa!

  —Hey, relájate —sonrió dramática—. No necesitas alterarte, lo dejaste en claro desde "y me encantan las compras". Ja 

Tomaron sus abrigos y dieron el recorrido a todas las tiendas que pudieron. Zenda jamás pensó que ese aspecto rudo sería una adicta a las compras.

Ellas jamás pensaron nada de esto. Ellas jamás planearon nada de esto. Ellas jamás querrían algo como esto, algo como...

Los tres puntos suspensivos se los dejo libre, ¿Algo como...? Ustedes podrán agregarle lo que quiera, es obvio que los tres puntos suspensivos en este caso significaría que la frase sigue, pero ese trabajo se los dejé a ustedes <3 Son increíbles . Att:

Nana



Un precioso pecado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora