Después de la Segunda Guerra Mágica, el padre de Draco fue capturado y llevado a la prisión de Azkabán.
Desde aquel día, Draco comenzó a repudiar a todos los de su alrededor. Sin excepciones.
Su padre murió un año después de su ingreso.
Draco dejó de verle sentido a la vida y decidió desquitarse con los demás.
Mató, torturó y engañó a los más inocentes.
Se convirtió en el criminal más buscado de todo el mundo mágico.
Huyó muy muy lejos hasta resguardarse en un bosque situado en el norte de Polonia.
Pero aquello no le sirvió.
Tres días después de su fuga, unos magos dieron con él y avisaron al ministerio de magia.
Draco ingresó en Azkaban.
Fue condenado a cadena perpetua.
Aún sigue cumpliendo su condena.
Aún sigue pensando en los asesinatos que cometió.
Aún sigue pensando en el daño que ha hecho a todas las personas.
Aún sigue conservando el peinado hacia atrás.
Aún sigue siendo el mismo arrogante de siempre.
Aún conserva la esperanza de algún día salir de la prisión.
Y sobre todo: Aún conserva las cartas que le escribió a Granger.