Querido mejor amigo:
Fuiste el primer niño al que me abrí por primera vez, te mostré mis problemas, mis manías y mi odio, te enseñé mi depresión constante y mi baja autoestima. Te mostré el desastre que estaba hecha desde hace años, intentaste ayudarme y arreglarme, pero no fue suficiente, entonces te aburriste y lo dejaste de intentar. Me decepcionaste, y lo que más me dolio fue...que usaste mi punto débil en mi contra para herirme. Ahora me arrepiento de alguna vez haberme abierto hacía ti, una persona que claramente, no se quiere ni así mismo.