2. Secretos ✅

60 2 0
                                    

Se escuchaban los pasos de Ryan desde donde estaba yo, miré a todos lados desesperada para ver al gato gordo de Ryan, Tom. ¡Primera vez que me alegra verlo! Tomé al gato y lo puse en la encimera, osea, donde estaban colgados las sartenes, luego me tiré al suelo y arrastrándome detrás del refrigerador, ya que había un hueco en el. No quepo. Tampoco soy tan delgada, también tengo pechos y culo, como dije, no soy una tabla. Ajam, no me llamo Melissa, ajam.

—Era Tom—dijo para darse media vuelta y volver con Melissa.

Gracias, gatito, has salvado mi vida. Te mereces todo.

—Ok, ¿qué querías Ryan?—escuché.

No tengo un buen oído. Tomé un vaso y lo puse en la pared para escuchar mejor. Las películas sirven.

—Escucha, Chrissy está sospechando de a poco, creo que tiene el derecho a saber.

Hubo un gran silencio en la sala de estar. ¿Saber qué? Uy, ésto ya se puso interesante.

—Oh, querido Ryan—rió irónica—, sabes perfectamente que no debes decirle, ¿o quieres que suba tu vídeo? Dios, es tan gracioso, se o puedo enviar ahora mismo si quieres.

—No... Pero prefiero eso, a que Chrissy sufra, no soportaría verla llorar nuevamente.

Aw, ¡qué tierno!

—¿Entonces...? Oh, vamos, ese era el trato.

Qué cómico, Dios. Me acomodé más en mi lugar. ay, estaba calentito aquí.

—Es que... ¡Agh!—escuché un golpe—. Tu secreto no durará mucho, Melissa. Ahora quiero que te vayas, mañana seguimos hablando y...

—Espera—lo interrumpió—, te traje un regalo para que te quedes calladito.

¿Le trajo condones o películas porno? Me imagino que son fotos de su amiga prostituta.

Abrí la puerta para ver su regalo, pero en cambio vi la peor escena de mi vida.

Ryan y Melissa. Besándose. Asquito.

—¡Suéltame, cochina! ¿Acaso crees que soy otra de tus conquistas?—masculló enfadado.

Cochina. ¿Desde cuándo decía esa palabra?

—Acepta que te gustó—murmuró ella con un tono pícara.

Puta.

—¡No, no me gustó!

—Más le vale, porque si le hubiera gustado, le tomaría de... ¡Mierda!

Los dos samaritanos se quedaron en completo silencio. Creo que la he cagado.

—Ryan, ¿qué demonios fue eso?—la rubia se iba acercando cada vez a pasos decididos en dirección a mi.

Por los reflejos de caca que tengo, traté de pararme pero me golpeé muy fuerte en la cabeza. Idiota. Eso eres, Chrissy, una idiota.

—¡Oh, Dios! ¿desde cuándo estás ahí?

Ay... Creo que ya la cagué bien cagada.

—¿Chrissy?—preguntó Ryan con el ceño fruncido.

Me quedé callada un momento. PIENSA IDIOTA, PIENSA.

—Amm... ¡No estoy!—traté de taparme con una olla.

—No jodas, ya eres muy grande para estos juegos—dijo molesto.

Uy, ya se enojó el enojón.

—Ya, no se alteren, yo ya me iba. Bye—Melissa se dirigió a la puerta.

No, ahora no, conmigo no. ¡No, no, no!

Tiré la olla a un lugar, en realidad, no sé en donde la tiré. Y caminé rápido para impedirle el paso.

—Tú no te vas de aquí, te me sientas en esta sillita, linda—la senté en una silla de madera para que rasgue sus panties de puta—, y no te mueves hasta que yo te lo diga.

Miré a Ryan que se reía. ¿Acaso he contado un chiste?

—Tú igual.

Melissa estaba nerviosa, lo sabía porque su pierna se mueve rápidamente, y Ryan la miraba igual de nervioso; sus ojos se mueven a cada parte del cuerpo de la puta. Sí, la puta.

—Vamos—los alenté mirando a mi supuesto mejor amigo.

Quiero que me digan, igual me iba a enterar. Tarde o temprano, pero ¿Ryan escondiéndome un secreto? Debería ser un gran secreto como para que no me lo contara.

—Bien, te lo diré—dijo él—, pero me debes prometer que no te enojarás, y todo tiene una explicación.

—No prometo nada, sabes muy bien que si incumbe algo que me pueda afectar, no hay otro escape que enojarme.

—Mira, hace un tiempo,encontré a... A Melissa entrar a casa...

—A la casa de Mason—interrumpió la putita.

Osea, qué, ¿acaso me perdí de algo?

—Lo que dijo la puta de al lado, y... Yo los pillé besándose no supe que hacer... Quería llamarte pero entre Mason y Melissa me sostuvieron, Melissa me chantajeo...—Ryan al ver mi cara cada vez se iba callando y yo cada vez más enojada.

—Que Melissa estaba besando a, ¡¿quién?!

—Que Melissa se besaba con...

—Sí, sí, comprendo lo que dijiste—le corte con tristeza.

Ryan me miro preocupado y nervioso. Y Melissa para qué decir...

—¡Yo pensé que éramos mejores amigos Ryan! Me decepcionaste, maldito mal nacido hijo de mi tía favorita.

—No, no digas eso yo lo siento—se levantó de su asiento para acercarse pero le puse mis manos.

La prosti miraba la escena con orgullo. ¡Hija de puta!

—Ustedes saben que estoy contra el maltrato animal, pero creo que puedo hacer una excepción contigo—sonreír sarcásticamente mirando Melissa, ésta rápidamente me miró asustada.

____

Hola, soy Karen y perdón por la demora, pero hemos tenido problemas.

Holi, Nicol aquí. Ahora, hablando sobre la historia, las cursilerías ya terminaron, AHORA EMPIEZA LA DIVERSIÓN YEEEIH.

Multimedia: Melissa. Alias: LA PUTITA.

Como Si Fuera Cierto [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora