Sábado 19 de noviembre.

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Era una tarde gris, en esos en los que ni llueve, ni sale el sol, Ágata se dirigía a casa después de la universidad como de costumbre caminaba las tres primeras esquinas de la universidad, le encantaba caminar... Iba distraída mientras cruzaba la calle, cuando de pronto un brusco golpe le hizo perder la razon era uno de eso conductores ebrios, que atienden más a su botella que a las vías.
Asustado aquel conductor bajo de su auto, tomó en sus brazos aquella muchacha y se dirigió rápido al hospital, después de darle los primeros auxilios Ágata despertó aturdida cuestionando al joven que se econtraba a su lado y muy nerviosa, el tomo su mano, y le pidió tranquilizarse sus manos coincidieron y fue cuando ambos sintieron ese "Choque mágico" después de Ágata sentirse bien se fue aquel joven se ofreció y la llevó hasta la puerta de su casa Ágata enojada por el pésimo día se bajó sin despedirse..
-Buenas noches Ágata, dijo aquel chico.
-¿Cómo dijiste que te llamas?
-Josep, Josep Montero.
-Deja de conducir ebrio, y adiós- dijo Ágata con tono frío.

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