Radioactive

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Decir que todo era normal sería mentir, las personas de Auradon aun les trataban igual, casi nada había cambiado desde la coronación de su nuevo Rey. Miradas de desconfianza, susurros maliciosos, toques bruscos por parte de los más audaces eran cuestión de todos los días, no es que esperaran que sean aceptados con los brazos abiertos, pero habían arriesgado no solo su vida para salvarles, ellos pusieron en juego su futuro, uno donde la ira de sus padres caería sobre ellos si fracasaban, si creían que serian piadosos o tener algo de consideración una vez que les conquistaran se equivocaban, no había nada más que un villano odiara que a un traidor.

La decepción en sus rostros, todo el martirio vivido hasta ahora en sus propios "hogares" seria nada comparado con lo que les harían al haberles traicionado. Solo el hijo de Cruella lo pensó con detenimiento, tratando de imaginar el infierno que caería sobre el al aceptar el bien y darle la espalda a todo en lo que se supone debía creer y por aquellos segundos, aquellos en los que dudo seguir a sus amigos lo imagino, estremeciéndose, deseo poder tener el "valor" suficiente y arrebatar aquella varita de la mano de su "amiga" y entregársela a Maléfica, hacer lo necesario para mantenerse seguro para no hacer enfadar a su madre.

Por eso mientras se aseguraba de que sus padres no les alcanzaran, mientras miraba el rostro sonriente de sus amigos, mientras el ahora rey le tranquilizaba y el accedió al bien se repitió una y otra vez que esta era la decisión correcta, después de todo quien no quiere vivir libre.

Ojala se hubiera dado cuenta de su error...

Si él hubiera elegido el mal, tal vez aquello no pasaría...

Si hubiera pasado sobre todos y ofrecerle la varita a Maléfica todo estaría bien...

Si tan solo ninguno de ellos hubiera olvidado su objetivo aquella maldición jamás caería sobre ellos.

Nadie sabe como empezó pero algo era seguro cuando Jay salió a correr aquella mañana como siempre en el bosque que rodeaba la escuela supo de inmediato que algo andaba mal. El frío aire como agujas chocaba contra sus mejillas como advirtiéndole que algo malo pasaría, el silencio casi sepulcral del bosque debió darle una indicación de que algo realmente estaba mal, aquel lugar jamás estaba tan silencioso, incluso en la isla el ambiente no era tan pesado como el de aquella mañana, la ausencia de animales debió ponerle alerta.

Fue una suerte para el que la noche anterior mientras tenia una de sus acostumbradas peleas de dominio con su pequeño compañero dañara su teléfono, claro que le había culpado y gritado pero ese pedazo de entretenimiento era fácilmente sacrificable si con eso tenía unos minutos de contacto físico totalmente no homo claro está con su mejor amigo.

Es posible que el iniciara intencionalmente la pelea y que deja su celular sobre la cama solo en caso de que aquel juego les llevara a rodar sobre ella y que Carlos accidentalmente callera sobre la pantalla de su móvil y lo destruyera, ocasionando así que el pequeño aceptara compensarle y hacer sus deberes por una semana, está bien a quien engañaba era obvio que el intencionalmente lo provoco todo solo para observarle mientras el pequeño revisaba toda su tarea, para que él se deleitara con aquellos pequeños gestos de concentración, y si ocurría que él se ofrecería a darle tutoría para que salvara su semestre quien podía culparle por disfrutar de la compañía del hijo de Cruella.

No supo en qué momento aquel pequeño paso de ser un blanco fácil a su mejor amigo convirtiéndose rápidamente a algo más. Tal vez fue en aquella estúpida aventura para recuperar el personal de maléfica, en aquel momento cuando descubrió que tal vez si hay algo más importante que el oro o cuándo al elegir el bien Carlos aun temía por su madre y el castigo que injustamente recibiría, tal vez fue en el momento en el que se paro frente a ella y...

Me estoy despertando (Jaylos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora