-¡Atrapa la pelota elisse!- grita mi madre.
Corro lo más rápido que puedo para alcanzar la pelota, pero cuando voy a atraparla todo se vuelve negro.Despierto en medio de sudores fríos ante aquel recuerdo que últimamente me acechaba. Nunca supe si cogí la pelota o no. Aparte de eso, sólo recuerdo a mis padres gritar mi nombre. Pero nunca olvido esa frase, la primera frase que escuché al ocurrir la "gran marea negra".
Bienvenida a mi mundo, Elisse.Escucho unos pasos y la voz de mi madre diciéndome:
-Elisse, dulzura, ve a bañarte y vestirte que hoy es día de colegio- dice con un tono delicado y al final feliz.
-Antro del infierno querrás decir madre- digo con un poco de enojo
-Ay, Elisse por favor, ¿podrías por una vez no quejarte en la mañana?
-Ahí va la libertad de expresión para la ciega.- la ironía es notable.
-Te espero abajo para desayunar. - después de decir esto sus pasos se alejaron a la planta baja.
No me quejo. Según el cura, dios nos priva de algunas cosas para evitar asuntos peores. Las baldosas lisas me conducen hacia el baño.
Mientras el agua de la ducha recorre mi espalda, observo la penumbra recordando algunos momentos antes de quedarme ciega. Cuando mi padre y mi madre vivían libres de preocupación y me miraban con orgullo y ternura. Los recuerdos de sus caras son un poco borrosos, la verdad es que eran bastante sanos. Ahora cada vez que toco sus caras noto más arrugas y ojeras. Siento que cada día que pasa les quito momentos de su vida.
Cierro la llave y alcanzo mi toalla, con la que me envuelvo y palpo con mis manos hasta encontrar el gancho de donde cuelga mi uniforme. Después de unos 11 o 12 minutos logro vestirme correctamente, me acerco a la puerta y tomo mi bastón para bajar por las escaleras.
-Buenos días mi niña, ¿como dormiste?- pregunta mi padre en algún lugar del comedor hojeando lentamente el periódico.
-Bien, supongo.- digo, buscando mi desayuno que esta en algún lugar de la mesa- aunque es difícil saber cuando estas durmiendo si todo está de color negro.
Como respuesta oigo un gruñido reprochante de mi padre.
No todo es negro, Lizzy- dice mi madre mientras devoro la primera tostada con mantequilla que encontré sobre el mesón.
Ella sabe bastante bien que ODIO que me digan lizzy.
Como sea mamá, vámonos a la escuela que reclamos tuyos más los del inspector de asistencia son suficientes por hoy —dio mientras tomó mi mochila.
Rato después me encuentro en la puerta de la escuela, empujada por miles de niños con diferentes retrasos mentales. Día de mierda, aquí voy.
Buenos días lizzy.
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U¥U¥U¥. Quien será esa voz? Diganme en los comentarios
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Lazos Astrales. (Tomo 1)
Teen FictionElisse es una adolescente de 14 años que desde pequeña fue preparada para su destino: ella quedó ciega a los 9 años. Sus padres le han costeado todo para que ella siga adelante. Lo que ellos no saben es que su hija fue compensada de su ceguera, ella...