Capitulo III

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Respiro delicadamente, mientras siento que los suspiros escapan desesperadamente de mi boca...presiento que en algún momento caeré. Ahora, los bostezos son los que me dominan y mis ojos me transmiten una sensación de agotamiento, de cansancio, de derretimiento. Sí, tengo sueño, demasiado como para seguir en pie, pero me tengo que contener para salir adelante. Me he programado mental y físicamente para estar trabajando en esta cafetería hasta que pueda descansar al llegar a mi hogar.

Trabajo en la cafetería de un gran amigo de casi toda la vida... Cedric, quien, según él me menciono, trabaja en un ambiente pacífico y relajado junto a mí. Yo, de igual manera, estoy muy satisfecho con el, claro, sin importar las horas de trabajo y el sueldo, simplemente el hecho de que sea casi mi hermano hace que sea el mejor trabajo de todos, pero uno de los conflictos más personales vendría siendo la falta de sueño que sufro. Tengo demasiado sueño, me duele mi cabeza y me arden mis ojos como un par de hojuelas de maíz en aceite.

Desde aproximadamente media hora no ha llegado ningún cliente, lo cual aumenta cada vez más las probabilidades de que me quede dormido, si es que no llega alguien durante mi periodo de trabajo.

-Comienzo a creer que estas personas no llegaran el día de hoy-me sugestiono.

Suspiro agotado mientras mis dedos juegan curiosamente con los de la otra mano, esperando que con este hecho sacie mi sueño, el cual, está en descontrol, pero lo dudo.

De repente escucho el ruido de la puerta abrirse, mi cabeza se levanta para observar la causa que produjo que abriera, interrumpiendo mi "entretenimiento" momentáneo. Como había pensado que jamás pasaría, llego una persona al local; mis ojos parpadean a una velocidad considerable al tener el reflejo de un joven castaño entrando a la cafetería. Antes de esto yo tenía mi torso apoyado en la mesa para "dormir" pero desapareció ese momento ya que me enderezo sin pensarlo dos veces.

- ¡Buenos días Cedric! - le exclamo a mi jefe alegre al tenerlo en frente.

-Buenos días Harry-sonríe el castaño, dejando sus cosas en una mesa del lugar. Cedric se sienta a un lado de mi. Suspiro al pensar que el me interrumpió mi proceso de sueño.

- ¿Qué paso? Llegaste antes de lo previsto-le digo al castaño mientras él me observa un tanto agotado. Me tomo de sorpresa.

-Surgió un imprevisto-dice Cedric-estoy algo cansado y decidí venirme a la cafetería.

- ¿Te sientes mal? -cuestiono.

-Algo, no he dormido bien durante el día y en la empresa todo salió de control cuando mi padre decidió dejarme a cargo de su empresa-

-Sigo sin entender por qué tu padre es tan injusto al dejarte un trabajo que ni siquiera es de tus responsabilidades-le digo mientras, en cuestión de segundos, me estiro tranquilamente y saco un bostezo. El solo suspira.

-¿Me creerás que tampoco lo sé? -dice algo melancólico -desde que murió mi madre ha cambiado mucho conmigo, seguramente, como no tienes una idea-.

-Es curioso que aun puedas seguir adelante-le digo mientras el bosteza, seguramente es por el sueño que anteriormente había mencionado que poseía-después de tantas quejas que decías a cada rato al llegar de la empresa, es simplemente impresionante - sonrío.

-Lo tengo que hacer. Ahora es una de mis nuevas responsabilidades-dice serio.

A pesar de todas las adversidades, Cedric es mi modelo a seguir. El a saco adelante a su familia a tan solo la edad de 18 años, ahora, a sus 21 años, el tiene a sus hijos en una de las mejores escuelas de Londres y su esposa, Cho, bueno es una mujer hermosa al lado de él. Admito, su familia es casi perfecta para mis criterios. No suele sufrir gastos económicos tanto en "su" empresa, como en la cafetería.

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