Abrí los ojos y me encontraba en un sitio de paredes blancas y techo alto. Estaba en el hospital. Miré hacia la derecha, había una chica de mi edad con una pierna escayolada y atada, y a mi izquierda había una niña de cinco años que estaba llorando, tenía una venda en el torso, seguramente se rompiera la costilla. Y en frente estaba un chaval también de mi edad con un collarín. Esta sala estaba llena de tristeza.
De repente entró una enfermera con unos papeles. Se acercó a mi camilla los dejó ahí, después de eso salió y cerró la puerta con llave. Genial! Nos encerró! Me levanté, quitando las agujas que había incrustadas en mi piel, llevando los cables sanguíneos a una máquina, no sabía para que era.
Se me olvidó decir que no había adultos en aquella habitación y el mas mayor parecía el chico.
La niña dejó de llorar.
-Em... Hola, soy Jake, ¿como os llamáis vosotros?-dije yo tratando de romper el hielo.-El hielo es demasiado fuerte para romperlo, jajajaja, yo me llamo Alex - dijo la chica, me caía bien.
-Yo soy Zed y mañana es mi cumpleaños - dijo sonriendo agradablemente- y mirad como estoy.
-Yo me llamo Lucy y tengo seis años- Dijo con gran ceceo, parecía mas pequeña.
- ¿Como acabasteis aquí?
-Mi mejor amigo me tiró por las escaleras a traición por que, mi hermano es el novio de su hermana y no le gusta como novio y por eso las tuve que pagar yo- dijo Alex, su historia me sonaba.
-Una tarántula me subió hasta el cuello y aquí acabé.- Dijo Zed
-Estaba bailando en mi grupo de ballet, me caí y me rompí una costilla.
-Em... Puede que suene irónico pero mi amigo me clavó una navaja en el hombro por que la chica que le gusta me abrazó.
-Que puñalada por la espalda ¿no?
-Sí.
-¿Que tal estáis? ¿Cuando pensáis que os podréis recuperar?
-Yo llevo aquí dos semanas, pasado mañana me quitan el collarín. Bueno, me quitarían el collarín.
-A mi ya no me duele, creo que ya me sanó- admitió Lucy.
-Yo ya estoy, esto no es nada- dijo Alex con una sonrisa que escondía dolor.
-¿Alguien sabe por que nos han encerrado?- Todos negaron con la cabeza.
-Mientras esperamos, contadme de vosotros.
-Yo juego en un equipo de fútbol, el -dijo Alex, se notaba se no era una niña de color de rosa.- Tengo un hermano mayor, que estudia magisterio en Europa. Mi madre era médica, pero murió cuando tenía 10 años y mi padre es arquitecto.- Cada vez me caía mejor.
-Yo soy de Chicago, pero me mudé aquí, a Nueva York, para que mi madre encuentre trabajo, de profesora, mi padre, como es escritor trabaja en casa y como también tiene un título de magistrado a veces me ayuda con los deberes. Era hijo único hasta que nació un pequeño bicho, Lauren.
- A mi me gusta el ballet, soy una bailarina profesional. Mi mamá trabaja en una cafetería y papá trabaja de carpintero.
- Yo soy hijo único. Nací aquí y mis padres trabajan de abogados en el Upper East Side.
Me levanté, ya no me dolía el hombro. Me dirigí hacia la ventana mas cercana a mí, estaba a mi izquierda. Las rejas eran de metal, pero estaban gastadas y viejas. Fui hacia mi mesilla y cogí los papeles que la enfermera había dejado allí. No me daba buena espina.