LAS ANTINOMIAS DE ANTONIO GRAMSCI Estado y revolución en Occidente (Editorial Fontamara, Barcelona, 1981)
ÍNDICE GENERAL Nota editorial
LAS ANTINOMIAS DE ANTONIO GRAMSCI
Una herencia disputada
I. La metamorfosis de la hegemonía
Posición y maniobra
Oriente y Occidente
«Revolución permanente»
Tres posiciones del estado
«Hegemonía»: la historia del concepto
«Hegemonía» y la Comintern
«Hegemonía» en los Cuadernos de la Cárcel
La extensión del concepto
Conceptos y problemas
El primer modelo de Gramsci
Ilusiones de la socialdemocracia de izquierda
El error de Poulantzas y Mandel
La segunda solución Un tercer intento Althusser y Gramsci
«Aparatos ideológicos del estado» La influencia de Croce
La asimetría clave
La naturaleza del dominio de clase burgués
II. El equilibrio entre coerción y consenso
El marco de referencia de la Comintern
Croce y el materialismo histórico
III. comparación entre Oriente y Occidente
El poder burgués en Occidente
La formulación de Bordiga
IV. La estrategia de la guerra de posición
«Teilaktionen»
La corrección de Gramsci
Frente único versus tercer período Kautsky y la «estrategia de desgaste» La respuesta de Luxemburg
El debate se extiente a Rusia
La fórmula de Gramsci
Una solución falsa
Trotsky y la «guerra de maniobra»
Conclusiones
NOTA EDITORIAL
Excepción hecha de algunos artículos, glosas o comentarios escritos por sus ex camaradas del partido comunista italiano, la celebración del XX Congreso del PCUS fue el punto de partida para que teóricos y políticos, en particular los vinculados más o menos estrechamente al comunismo oficial, iniciasen un trabajo de investigación y estudio del pensamiento de Antonio Gramsci, político y teórico comunista apenas conocido en toda su dimensión a causa principalmente de las condiciones en que tuvo que realizar su labor, de lo fragmentario de su producción y, en medida no poco importante, de sus divergencias con la dirección de la Internacional Comunista debidas a la política desarrollada durante el llamado «tercer periodo», que abarcó prácticamente todo el tiempo de su encarcelamiento, y que sólo poco antes de su muerte fue reemplazada por la política de frente popular.
Los partidos comunistas, al profundizar y actualizar las concepciones de la
Internacional Comunista sobre el frente popular, avanzando en la indagación de una
«vía nacional» al socialismo, encontraron en la obra dispersa y fragmentaria de Antonio Gramsci un elemento de referencia al que poder acogerse. No es casual que ello ocurriese en momentos en que la crisis del stalinismo -de la que el XX Congreso es expresión- acentuaba las tendencias centrífugas en el seno del movimiento comunista internacional, situando a los partidos comunistas occidentales ante la posibilidad y la necesidad de concretar su política frentepopulista, en abierta pero no antagónica contradicción con los intereses de la burocracia soviética. Todo lo cual no hace más que poner de manifiesto, como ya había señalado Trotsky, que la teoría del «socialismo en un solo país» sienta las bases del «comunismo nacional» o, lo que es su versión actual, del «eurocomunismo».