Todos hablaban entre sí.
Amelia: Esto no puede ser así.
Úrsula: No puedes permitir que ellos se casen.Florencio: Aprovecha, compadre
Patricio: Yo amo a esa mujer.Agapita: Patroncito, usted debe permitir éste casorio
Emmanuel: Yo sólo quiero la felicidad de mi hija.Mientras se encontraban discutiendo, fueron interrumpidos con la llegada de alguien sorpresa.
Margarita: Miren a quien traje aquí.
Padre Joaquín: Bueno, ¿quiénes son los que se van a casar?
Amelia: ¡Aquí nadie se va a casar!
Úrsula: ¡Pero que desfachatez! Hermana, no permitas que suceda esto.
Emmanuel: Pero dejemos que la niña opine, es su vida.
Flora Emilia: Madre, tía... Padre, yo estoy muy enamorada de Patricio; y sí, me quiero casar con él.
Margarita: No entiendo, ¿no era mi casorio? Florencio, diles que nos vamos a casar.Florencio asustado, quiere escapar.
Florencio: Hay mujer, no interrumpas. Tú y yo no nos vamos a casar.
Margarita: ¿Como? Pero tu me lo prometiste.
Padre Joaquín: ¿Va a ver boda o no?
Emmanuel: Aquí ya está todo decidido, habrá boda... Debemos empezar con los preparativos.
Amelia: Pero querido...
Úrsula: Hermana, no te dejes convencer.
Emmanuel: Yo soy quién da las órdenes y se cumplen. Si Flora Emilia se quiere casar con Patricio, la apoyaré.
Patricio: ¡Gracias, suegrito!Todos inician los preparativos de la boda con júbilo a pesar de que Margarita seguía algo inconforme.
ESTÁS LEYENDO
Amores y Amorfinos
Короткий рассказUn tarde muy soleada, en la hacienda Flora Emilia se realizaban las actividades cotidianas; pero éste día no era cualquiera como los demás, tenía la particularidad de que regresaba de París la hija unigénita de los patrones, acompañada de su tía que...