Capítulo 44:

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Besé delicadamente sus mejillas y corrí a la puerta a llamar a su padre y su madre, aunque no estaba permitido había despertado y era una gran noticias. Ambos sin importarles las restricciones corrieron hacia la habitación y entraron, ambos se colocaron a su lado, su madre le hacia constantes caricias. Decidí apartarme un momento de ella e ir a darle la noticia a mi madre que esperaba afuera ansiosa.

-¡Austin! -sentí como su voz llamaba mi nombre- por favor quédate -dijo con sus ojos lagrimosos, no podía decirle que no, di unos pasos quedando a su lado, ella me sonrió- mamá, papá ¿Pueden dejarme sola con Austin? -dijo ella seriamente y con voz entrecortada-

-Claro cariño -dijo su padre tomando la mano de su madre para salir de la habitación, cerraron la puerta dejándonos solos los dos- 

-¿Austin? -dijo cabizbaja-

-¿Qué hermosa? -le regalé una sonrisa-

-Debes dejarme, debes irte -hizo una pausa- sigue con tus sueños y olvídate de mí -su voz fue seca y entrecortada-

-¿Por qué dices eso? -la miré preocupado y dolido- 

-Mírame, quede horrible -toco su cabeza y el escaso mochen de cabello que quedaba en pie en su cabeza-

-No me importa, yo te amo-dije y le sonreí tierna mente- 

-Pero yo no, Austin entiéndelo, jamás te podré perdonar lo que me hiciste ¡por tu culpa caí de la escalera! -mi corazón se destrozo- si tú no hubieses hecho sentirme mal jamás hubiese caído, yo amo a Alex-sus ojos y los míos se llenaron de lagrimas, quede plasmado al verla así, me acerque a ella y bese su mejilla, luego solo me fui.

Baje a mi automóvil y conduje sin destino alguno.

***

¿Cómo pude mentirle así?, mi corazón no dejaba de doler, no pude dejar de llorar, lo cierto es que al momento de despertar no pude mover mis pies, ¡estaba invalida!, no quise arruinarle su vida con una carga como yo, mucho menos quería que este conmigo por lastima, lo amaba con todas las fuerzas del mundo, pero sentía que debía dejarlo ir, era lo mejor que podía hacer.

De inmediato entro el doctor y al verme tan mal me pregunto que me ocurría, mi dolor no era por no mover las piernas, era por haber pronunciado esas horribles palabras, hacerle creer a Austin que no sentía lo más mínimo por él. Inmediatamente mentí y le conté lo de mis piernas, él me dijo que sería una secuela que debían evaluarme y hacerme exámenes para ver si algún día podría volver a caminar .

Estuve más de dos semanas en el hospital y Austin no se apareció en todo ese tiempo, me sentía mal quería verlo , besar lo, que me de fuerzas para iniciar las terapias que me devolverían la movilidad de mis piernas. Los pronósticos eran favorables, no era un gran daño y podría volver a caminar normalmente dentro de un año, pero eso solo dependía de las ganas que le fuera a echar a cada tratamiento.

Mis padres decidieron quedarse en Los Ángeles, ya que allí eran mucho más avanzadas las terapias que en Chile, arrendaron una casa a media y consiguieron un trabajo allí, ambos volvieron a vivir juntos.

Alex ya era mayor de edad, le deje claro que lo quería como amigo, él aceptó y decidió venirse a vivir a Los Ángeles conmigo, quería ser mi apoyo en todo el tratamiento, se porto realmente bien conmigo, él me hacia sentir que podía con cada obstáculo sin rendirme ni un solo momento.

No me rendí ni un solo momento durante los ejercicios y en un tiempo record de 8 meses volví a caminar; dentro de 10 meses ya caminaba con normalidad, mis padres en forma de "premio", me regalaron unos pasajes dobles para viajar a París, el sueño de cualquier chica. Decidí ir con Alex.

Austin siguió su carrera musical, aunque había cambiado mucho, ya no era aquel chico tierno y atento, ahora era frió y serió, por lo mismo Alex perdió el contacto con el dos meses después de el inició de mis terapias.

Aún me dolía lo que le había dicho, siempre me recalque que si algún día el destino nos sigue queriendo juntos le contaría la verdad y decirle que en todo este tiempo jamás deje de amarlo ni pensar en él ni un solo día. 

Con Alex arreglamos nuestras maletas una semana antes del gran y esperado viaje a París, ambos estábamos muy ansiosos y jamás creí que el tiempo correría tan rápido, tan así que en un cerrar y abrir de ojos ya nos encontrábamos bajando del avión...

The truthful love (Austin Mahone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora