Morir en ti

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Era una tarde lluviosa, podía ver como se deslizaban las finas gotas de agua sobre los pétalos de las flores en el palacio imperial

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Era una tarde lluviosa, podía ver como se deslizaban las finas gotas de agua sobre los pétalos de las flores en el palacio imperial. Deseaba quedarme admirando la belleza del paisaje pero rápidamente abandoné ese anhelo al recordar que mi prioridad era acudir a una reunión con el primer príncipe imperial, Kouen  Ren.  Resultaba curioso recordar como por azares del destino nos habíamos  vuelto colegas de copas y batallas,  mucho antes de que  fuera nombrado príncipe imperial.

Dejando de lado esos pensamientos, me dirigí hacia donde se encontraba el pelirrojo cuidando de no toparme con algún guardia. Pero como de costumbre parecía que  En   ya se había encargado de todo.   No se cómo se las ingeniaba para deshacerse de los posibles espías al momento de nuestras  citas, precaución que tomaba a causa de Gyokuen,  la mujer resultaba la principal sospechosa  del asesinato del emperador Hakutoku y sus dos hijos mayores.   Entei  consideraba  que tras aquel evento yacía un oscuro plan para terminar de apoderarse del imperio, razón por la que desde años atrás nos habíamos dedicado a vigilarla en secreto, esperando encontrar una debilidad, a fin de  hacerle pagar por sus crímenes.

Al llegar a la biblioteca lo primero que percibí fue una suave fragancia de  sándalo que inundaba aquel recóndito sitio, con innumerables estantes  repletos de pergaminos. Probablemente si alguien externo accediera al lugar diría que se trata de una habitación pensada para satisfacer  a un erudito, otros sin embargo se preguntarían qué clase de ente aburrido querría estar rodeado de papeles viejos. Desde pequeño  Kouen  siempre se había caracterizado por su semblante misterioso, que en el fondo albergaba una mente necesitada  de algún reto intelectual.  Avancé entre los estantes hasta notar la tintineante luz de unas velas que parecían hacer arder un largo cabello rojizo con su luminiscencia.

—¿Kouen? te ves más... viejo mencioné  mientras entrecerraba los ojos, fingiendo que forzaba mi vista para distinguir mejor algo en su rostro.

A mi también me da gusto verte expresó, con una sonrisa tenue y cautivadora.

El pelirrojo se encontraba sentado frente a una mesa repleta con mapas y papeles. No tardó mucho en invitarme  a tomar asiento con toda cordialidad. Tenía que reconocerlo,  su caballerosidad conmigo siempre era impecable.   Nos dispusimos a hablar sobre los conflictos recientes dentro del imperio  Kou,  mientras bebíamos un poco de vino. Al terminar nuestra charla todo parecía indicar que  Gyokuen  verdaderamente estaba tras algo muy grande,  pero por desgracia aún no era momento para desenmascararla.

... No puedes vencer a alguien que te supera en conocimiento y poder mencionó reflexivo, y algo me dice que aún no conocemos  las capacidades de esa... desagradable mujerpareció lamentarse.

A Kouen  le frustraba tener que admitir que aún no había llegado el momento indicado para hacer justicia. Pese a ello era de destacar la relativa serenidad con la que se forzaba a tomar el asunto, probablemente esa era una de las virtudes que le convertían en un genio en cuanto a estrategias de guerra se trataba. Lo vi quedarse con la mirada perdida en dirección a los pergaminos que tenía sobre la mesa como queriendo entender en ellos algo que le ayudará a agilizar sus planes.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2022 ⏰

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