Prólogo

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Ese dia, pensé que todo había acabado, quería morir y todos querían verme muerta. Sufrí, lloré, grité; me dolía la garganta, pero grité hasta empezar a toser sangre. En ese momento no me importó, no me importa todavía. Gritaba porque mi alma no podía silenciar su dolor. Gritaba porque mi corazón se había roto en cientos de miles de pedazos. Gritaba porque había perdido más de lo que había tenido nunca. Gritaba, gritaba y gritaba, y nadie parecía escucharme. Estaba sola. Más sola que nunca. Más sola que nadie. Sentía que TODO lo que había luchado por construir se había derrumbado. Dolor. Asi es como recuerdo ese día. Ese sentimiento me persigue aún ahora. Mucha gente diría que quisiera olvidarlo todo. Yo no. Este dolor que todavía siento en lo más profundo de mi ser, es la prueba de que, aunque ahora no lo tenga, lo tuve, algo que me importaba, algo que amaba. Y eso, espero no olvidarlo nunca. Ahora me doy cuenta de lo estúpida que fuí al pensar lo que pensé ese día. Yo soy el legado de todo lo que he perdido. Yo soy la prueba de que existió algo, por pequeño que fuera, que hizo que la chica que os cuenta esto ahora, os lo esté contando. Al fin y al cabo, si ese día no hubiese sufrido lo que sufrí, no estaría aqui ahora.

Alma erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora