Me encontraba saliendo de la academia Levistom y no creo que haya alguien que no conozca ese apellido. Sol Levistom, hija de Sara y Aron Levistom, gobernador de la ciudad, a mis veinte años soy dueña de mi propia academia de baile que es una de las más reconocidas y prestigiosas. Contamos con diversos tipos estilos y de aquí salen los bailarines más solicitado que forman los cuerpos de danzas del mundo.
Algún día soñé ser una bailarina y mostrar todo lo que soy sobre un escenario al mundo entero, pero ese sueño fue hecho polvo cuando a mis dieciséis años tuve que ser operada del corazón y no pude seguir con mi vida normal, a pasar los años y haberme recuperado podía continuar con la danza, pero a un nivel bajo. No podía seguir el ritmo que exigía ser bailarina de competición, mi madre siempre buscando hacer mis sueños realidad me propuso dirigir una academia de baile ya que me especializaba en todos los tipos de ritmo desde los 3 años. Era mi oportunidad de enseñar a los demás, que aprendieran de mi todo lo que sabia.
El sonido de mi móvil me quitó de mis recuerdos.
-¿Si? -respondí.
-Mi profe favorita, hoy tenemos una fiesta de disfraces en la casa de los chicos Halls y no tienes excusas -dijo Roxi, mi mejor amiga. Una hermosa rubia de mi misma edad pero de espíritu libre, muy alocada y arriesgada.
-No es buena idea, si mis padres se enteran... -respondí cansada de tener siempre las mismas conversaciones.
Roxi estaba en la universidad y su materia favorita era asistir a fiestas todos los fines de semana, hacía su mejor esfuerzo en arrastrarme con ella, sus intentos en su mayoría terminaban en fracasos, pero una que otra vez la dejaba salirse con la suya.
-No van a enterarse -comenzó a decir con voz de narrador, esa típica que usaba cuando había ideado todo un plan en su mente. -Vas a llamarlos, le darás las buenas noches, recitaras el reporte del día y dirás... -dijo pensativa, -Que me vas a echar una mano con una materia, así no te llaman a cada rato -reveló su plan.
No vivía con mis padres hace varios meses pero aun asi no podía evitar las llamadas por teléfono varias veces en el día y su necesidad de saber de mí, si comía y tomaba mis píldoras, si respiraba y seguía con vida. No podía culpar de sobreproteger a su hija que casi muere, su única hija.
-No lo sé, siento que no debo ir -respondí con temor de salir con mi amiga, porque siempre terminaba por arrepentirme.
-No tienes elección, ya compre tu traje, vaquera -canturreo -En una hora en tu casa -dijo para luego colgar sin esperar respuesta.
Llegué a mi apartamento que estaba a pocas cuadras de la academia, un pequeño piso moderno y con todas las comodidades que podía necesitar, ubicado en una de las zonas más exclusivas del centro, no necesitaba demasiado cualquier cosa que me brindara un poco de autonomía sería fantástico.
Tomé una relajante ducha evitando pensar en la salida con Roxi porque siempre terminaba metida en algún lío extraño, ser la conductora responsable del grupo con la tarea de arrastrar a mi amiga borracha a casa, pero primero teníamos que tener una buena pelea en la que me encontraba impidiendo que sea arrastrada por algún extraño con antecedentes dudosos.
Salí envuelta en una toalla y escuche el timbre, Sabía que era ella por lo que me dirigí a la puerta.-Que emoción... Hoy la pasaremos que arde -dijo mientras me daba un abrazo sin importar que me encontraba chorreando agua.
-Roxi, salir contigo me da pánico -respondí mientras me separaba de ella.
-No exageres, tienes que ver tu traje -la emoción de su voz solo hacía crecer el pánico en mi. -vamos a prepararnos que se nos va hacer tarde -me empujó por el pasillo que llevaba a mi habitación.
Tiempo después me encontraba vestida con el disfraz de "vaquera " que mejor podría decir de ramera vaquera, ya que consistía en unos pequeños pantalones de mezclilla que apenas tapaban mis partes importantes, una camisa del mismo material corta que se anudaba en mis pechos, un pañuelo atado el cuello, las botas típicas, el cinturón donde llevaba las armas de plástico y el sombrero.
-Parezco salida de una película porno -dije viéndome al espejo.
- Por dios, Sol. Tienes veinte años, eres joven, hermosa y ya tienes tu propio trabajo, debes relajarte y disfrutar la vida -Me habló en tono enojado.
Tenía razón pero al verme al espejo solo podía verme la cicatriz. Ya no se notaba, más bien era una línea bastante más clara que el resto de mi piel en medio de mis pechos, el cual colocaba maquillaje para que no se notara.
Sé que Roxi siempre me alentó a que no pensara en eso y siguiera con mi vida como si jamás hubiese sucedido, pero cuando una persona se enteraba de lo que había atravesado, de forma automática me convertía en el centro de preguntas e inmediatamente su mirada hacia mí cambiaba, como si fuera algún tipo de ser que debe ser venerado o santificado por lo que he pasado. Era realmente fastidioso, no era una persona, una joven, una mujer. Era la chica que casi muere y se salvó de milagro gracias al corazón de un extraño que late en mi cada día.
Había pasado tantas veces por esa situación que solo decidí estar alrededor de quienes me conocen o conocen lo suficiente para no preguntar.- Vamos, Sol. A divertirnos por los viejos tiempos -me alentó.
Pasé mucho tiempo observando a las chicas de mi edad ser libres, disfrutar la vida y por algún motivo una parte de mí se fué con mi corazón, no quería correr el riesgo y sufrir otra vez, no lo soportaría, pero Roxi tenía razón, debía divertirme.
-Bien, esta noche nos divertiremos... Moderadamente, pero nos divertiremos -dije a lo que ella sonrió.
-Es un primer paso -sonrió mientras se observaba al espejo en su disfraz de policía sexy.
Tomamos las llaves y salimos rumbo a la fiesta. Tenía la sensación que no sería tan mala idea después de todo.
Hola, hola, hola... ¿Alguien por ahí?
Bienvenidas al club...
Siento la espera, quiero por una vez poder terminar con este libro para poder avanzar a nuevas cosas.
Muchas gracias por esperar, por sus mensajes y buenos deseos.
Gracias infinito
❤ vane ❤
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Jess (The biker #1)
RomanceEs el presidente de los Tigres, un club de motoristas muy diferente a lo habitual. Por años ha dedicado su vida a llevar al club por un camino recto y limpio logrando ser aceptados por la sociedad. No tiene ojos para nada más, no puede permitirse...