Las manos de Ellie parecían guantes de colores con los matices de sus pinturas que le caían en sus delicadas y pálidas manos
Paul trataba de que el sonido de su cámara no hiciera tanto ruido, el "Clish" de presión que causaba su dedo al tomar una foto, era lo suficiente alto para que Ellie lo escuchara. Y ahora amaba tomarle fotografías
—¿Qué es lo que haces con tu camarita, pequeño arrogante?
—Te fotografío
—¿Por qué no me dijiste? Me fuese puesto más Mona Lisa —sus manos parecían estar andando sola, mientras hablaba, ellas tomaban el mando de la pintura
—Creía que arcoíris se iba a enojar
—Si sigues llamándome arcoíris, te romperé tu cámara por la noche
—No eres capaz
Detuvo a sus auxiliares y lo miró por unos segundos, tratando de decirle que realmente "era muy capaz"
—Le romí todos los cuadros que tenía mi ex-novio con su supuesta amiguita y su televisor se quemó por plena casualidad
—Pero, ¡¿Qué Carajos?! ¿Estoy compartiendo la habitación con una obsesiva compulsiva rompe-retratos?
—Así me amas, cariño —rio volviendo a su pintura—. Espera, necesito buscar algo antes —se levantó, y en una cajita negra decorada con dos palabras "Djarum Black", sacó un cigarro de color ennegrecido que tenía la típica línea que tienen los cigarros, pero esta vez era plateada, y la marca de los cigarros se plantaba bajo la línea plateada del cigarrillo
—¿Fumas?
Se posó en el suelo y encendió el cigarro con su mechero Zippo que se decoraba con un dragón de oro alrededor. Su pulgar abrió la puerta al cielo de bienvenida con humo gris. Cerró sus ojos por un momento e inhaló el aire del humazo melancólico. Su brazo derecho se encargaba de pintar mientras que el otro sostenía el cigarro que se iba desgastando por el fuego y el humo que aspiraba y desprendía. La corona del casi desgastado cigarro, chocaba con un pequeño plato de cristal donde sus cenizas descansaban sin necesidad de ser llevadas por el viento
Su cámara descansó en la cama mientras el miraba como se metía la muerte a la boca. Sus labios estaban rojos, sus dientes blancos, su piel pálida, «¿Cómo puede ser feliz jugando con el asesino?» La absorción adicta que parecía tener al soplar humo de su boca era interesante. La delicadeza y serenidad que poseía al pasar el pincel por la paleta de pinturas que tenía a su lado, y al momento de hacer su boceto perfecto en el lienzo de ahora una mujer.
Su cigarro en el momento estaba entre su boca, sus manos estaban manchadas de arte, tenía chapoteadas de colores en pocas partes de su rostro. La cámara fotográfica de Paul pedía a gritos una estampa de esa bella chica, el cabello violeta podía aclarar que era el exquisito arte en persona, sus ojos café oscuros transmitían lo que los azules de las comunes rubias no pueden hacer. Levantó su cuerpo y estiró su extremidad para tomar la cámara; la adolescente estaba de espalda con ropa negra, como el cigarro que ahora desaparecía. El Clish hizo el sonido, amplio sus pómulos y mostró sus dientes a la cámara
—¿Por qué me tomas tantas fotos?
—Quiero que se vuelva mi pasatiempo
—¿Pasatiempo?
—Mi pasatiempo favorito
Rio irónicamente durante la puesta del cigarro en su plato de cenizas
—No te acostumbres a esto. No soy lo más entretenido que puede tener un hombre
—Pues vaya que tontos, porque ya encontré mi entretecion
Su risa fue más fuerte y el sarcasmo más perceptible. Continuó con el fondo de su pintura donde ahora se plasmada una mujer de tez morena en su cuadro
Los parciales comenzarían pronto, y en los lejanos pensamientos que contiene Ellie en sus adentros, lo imaginan hacer el Clish hacía a ella. Han pasado como diecisiete horas desde que está con Ellie y ya cree que sus lejanos pensamientos son provocativos
El ahora irritante y molesto olor a cigarro, causó que el organismo del joven lo llevara al sueño. Dormía tranquilamente, se veía pasivo y vulnerable, pero realmente era un chico con quien no se podía mantener alguna conversación, o a lo mejor fue su primera impresión. Ella le daría una oportunidad, una oportunidad para ser amigos, o para que sea bueno y no lleve su orgullo demasiado lejos
Podía escuchar sus trazos, podía escuchar cuando soplaba el humo de su cigarrillo y cuando su nariz absorbía el olor del homicida, podía escuchar sus quejidos de algún mal rasgo de su pintura, podía escuchar sus maldiciones y los choques horribles de su cigarro contra el plato. Su cuerpo parecía dormido, pero su mente estaba conectada con la realidad, era bueno, posiblemente, pero ese aroma a recuerdos malos no es bueno para su pasado.
Los nudillos de Dylan estaban tensos, la respiración que transmitían sus pulmones era fuera de lo normal; estaba nervioso. Por fin los artículos fuertes de sus manos chocaron con la puerta haciendo un sonido lo bastante fuerte para que la persona de adentro lo escuchara. No sintió ningún paso venir, así que volvió a intentarlo, pero al hacerlo, su puño quedó en el aire ya que Ellie había abierto antes que las muñecas empuñadas tocaran nuevamente la puerta de madera blanca
—Ho-hola, Ellie
—Hola, Dylan
La sonrisa de Dylan era una severa ilusión, era una mezcla de nervios felices. La sonrisa de Ellie era como la sonrisa que siempre daba, así que en ella no cambió nada
—¿Por qué estás así tan manchada?
—Oh —rio—. Estoy trabajando en una pintura
—¿Dibujas?
—Hmmm... Si
—Antes mi hermana acostumbraba a ilustrar, pero mi mamá se lo prohibió porque eso no era una carrera. Bla, bla, bla —sonrió alborotando su cabeza—. Era muy buena
—¿Quieres pasar?
Ahora no solo escuchaba la exasperante voz de su compañera, sino también la de un insoportable chico rubio que estaba sentado en la cama de ella a su lado haciéndola reír como si él no existiera.
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Nunca dejes de relucir, arcoíris
General FictionÉl tiene una cámara, Ella tiene un pincel, Son compañeros de habitación, Se odian, Se engañan, Se aman. "Dibuja tu sonrisa, quiero que el mundo sepa lo hermosa que es" 'Nunca dejes de relucir, arcoíris' Registrada en Safe Creative, código: 1510...