Capitulo uno.

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Punto de vista Annie:

Vi como mi hermano le estaban dando una paliza en el ring, el contrincante no paraba de darle puñetazos y el ya no podía ni si quiera defenderse. Cuando le asesto el golpe final mi hermano callo en el ring con un fuerte golpe en la cabeza, yo no podía parar de llorar intentaba ir hacía el ring pero los guardias no me dejaban entrar, en ese momento entro mi padre corriendo y se le descompuso la cara tanto o más que yo la tenía. Conseguí alejarme de los guardias y entre en el ring me tire junto a mi hermano intentando despertarle pero él no lo hacía, no se movía del sitio, los para-médicos subieron corriendo a atender a mi hermano, mi padre también se situó a mi lado y fue en ese momento en que los para-médicos decían la hora de muerte de mi hermano en la cual me desperté llorando y casi sin poder respirar.

Ese sueño me perseguía siempre que podía la muerte de mi hermano se me quedo grabada en la memoria de una forma que era imposible, y sobre todo más cuando la viste tu misma. Mire que hora era en el despertador y aun eran las cuatro y media de la mañana, sabía que después de este sueño no podría volver a conciliar el sueño, siempre me pasaba lo mismo, todas las noches desde que ocurrió antes dormir para mí era un imposible ahora al menos me podía permitir dormir unas cuantas horas. Me puse a estudiar para el examen que tenía dentro de una semana, más me valía prevenir que curar, además no estaba tan mal estudiar mucho antes. Llevaba varios días con la cabeza echa un lío y sabía que estudiar me iba a ayudar a evadirme.

Cogí el libro y me puse a estudiar durante un rato, pero la verdad es que ya había estudiado para este examen y me lo sabía bastante bien, que está claro que repasar nunca me venía mal, pero la verdad es que tenía que buscar otro remedio para cuando me pasaran estas cosas, o al menos una manera de cansarme para poder dormir un poco más. Me puse a buscar en Internet alguna serie con la que entretenerme pero la verdad es que todas las que veía ya me había visto los últimos capítulos. Me puse a limpiar el apartamento y cuando vi que ya eran las siete decidí que ya era hora de darme una ducha e ir a la universidad. Ese día decidí ponerme un vaquero ajustado con unas cuantas roturas que había hecho yo misma para darles una mejor vista, un top blanco junto a unas Adidas blancas, y por si acaso me lleve la chaqueta vaquera por si tenía un poco de fresco, aun que lo dudo porque ya estábamos entrando en verano. Cogí la mochila y me encamine hacía la entrada cogí las llaves de mi Camaro y me encamine hacía el ascensor, en ese momento salió un vecino al que jamás en la vida había visto pero la verdad es que me alegraba de que estuviese así de... Dios no tengo palabras para describir a este Dios que tenía a mi lado esperando al ascensor.

- Buenos días. -me saludo con una sonrisa coqueta. Madre mía, menuda sonrisa, era una de esas que dices que te mojan hasta las bragas, pues si de ese estilo.

- Bu- buenos días. -tartamudee un poco. ¡Joder! Jamás había tartamudeado delante de ningún tío, siempre era de las que se lo comían vivos pero de todas maneras... ¿Por qué tendría que tartamudear, por favor ni que sea el amor de mi vida. ¡Espera! ¿Amor de mi vida? ¿Enserio a salido esa palabra de mi mente? Por dios sí que estoy más necesitada de lo que yo pensaba, me parece que pronto me tendría que ir de fiesta y encontrar a alguien con el que me pudiera desfogar un poco.

- ¿Sabes? Una foto te duraría más princesa. -y ¡BUM! Ahí se me ha acabado todo lo que me tentaba con él. Será estúpido, si es cierto que me he podido quedar un poco empanada, pero tampoco es para que digan esas cosas.

- No necesito foto para poder ver a cualquier tío. -le miro fijamente con una mueca de asco, y es justo cuando llega el ascensor.

Menos mal ya solo me queda unos pocos segundos para tener que aguantar a este memo con el ego bastante subido. Enserio nadie sabe lo mucho que odio a los tíos que se creen los mejores por estar buenos... ¿holaaaaaaaaaa? No sois las únicas personas en este planeta tierra que estáis buenos. La tensión que hay en este ascensor es una verdadera mierda, pero bueno ya solo queda un planta y adiós al estúpido egocéntrico que se puede ir allá donde no vuelva a salir el sol. Contaba los segundos en mi cabeza para poder salir de allí cagando leches, y en ese momento se escucha el ding del ascensor y las puertas se abren ¡POR FIN! Veo la puerta de la calle y casi corro hasta ella, escucho que suelta una carcajada el estúpido egocéntrico y no puedo evitar parar para mirarlo.

Acabaste siendo mi debilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora