Capítulo 1:

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Después de un día de Instituto, siempre vuelvo a casa con Andrea, ya que vivimos en el mismo bloque, de hecho nuestras puertas de casa están justo en frente, y aun que siempre nos estemos peleando, por que ella siempre sigue las reglas, pero en cambio, ¿para qué están las reglas si no son para romperlas?, en fin, aún que siempre nos estemos peleando ella es mi mejor amiga y nos queremos mucho.
Llegamos y, como siempre, antes que nada reviso el correo, nada.
Agacho la cabeza y me voy de camino al ascensor.

Llevo más de cinco años esperando una carta de mis padres, y nunca llega. Desde que se fueron no he vuelto a saber de ellos.

Andrea se acerca y me empieza ha hablar, pero no la escucho. Entonces me choco con algo y las dos nos caemos al suelo.

-Auch!-grita Andrea

-Perdonen señoritas, no debería de haber dejado esas cajas ahí. - Habla una voz gruesa y firme -


Entonces alzo la vista y mis ojos se encuentran con unos ojos tan verdes como los campos de hierba en primavera, una sonrisa bastante decente y un cabello de color negro azabache.
Este extiende su mano hacia mi amiga y ella le corresponde.

-Tranquilo no pasa nada- dice ella sonriendole- Soy Andrea, Andrea Holls y esta- dice señalandome aún estando yo en el suelo-es mi amiga Kayla Stiks. Encantada de conocerte.-

-El placer es mio, yo me llamo Adam, Adam Hale.
Ahora sus hermosos ojos me miraban a mí.
-¿Se puede saber qué estas mirando?-pregunté molesta.
-Nada, solo disfrutaba de las vistas-esbozando una gran sonrisa sus ojos fueron bajando hasta que se quedarón fijos en un solo lugar.

-¿qué...?-susurro sin comprender hasta que seguí su mirada.

No puede ser! Ese sujeto estaba mirando mis partes bajas, se estaba aprovechando de que tengo falda y encima yo como tonta no me había dado cuenta de que se me veían las bragas, y ese pervertido estaba mirandolas!

Me tapé rapidamente y sentí como mis mejillas se iban sonrojando mientras me dirijia al interior del ascensor. Sentí que Andrea me seguía gracias al sonido que hacen sus botines favoritos de tacón mediano.

Cuando el ascensor cerró sus puertas Andrea rompió el silencio.

-¿No te ha parecido un bombón el chico de antes?

-¡¿Qué!? No! lo único que es, es un pervertido!-Estaba muy furiosa y creo que ella lo notó.

-Vale, vale; mañana hablamos entonces.

-Si mejor.

Ahora lo único que necesitaba era calmarme un poco y olvidarme de ese chico.

Ah y sí, soy de mecha corta. Es una de las cosas que tengo que mejorar pero ahí está, forma parte de mi personalidad.

Un Idiota Pervertidamente Encantador. (EN PAUSA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora