Primeros Pasos

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Magnus caminaba por los pasillos de la academia, había decidido dar un paseo por los interiores debido a que el clima fuera no era muy adecuado para su hijo, llevaba al pequeño en brazos mientras este mantenía su cabeza contra el hombro de su padre, Magnus sabía que estos pasillos ahora le eran aburridos, en las últimas semanas ellos junto a Alec habían vuelto a su apartamento en Brooklyn, después de haber pasado la mayor parte del tiempo de los últimos cuatro meses ahí en la academia.

Bastaron unos minutos en Brooklyn para que el pequeño conociera ese nuevo lugar, al cual Max había aceptado de inmediato como su hogar, se había estirado en todas direcciones para intentar alcanzar todos los potenciales materiales de juego que para mala suerte de sus padres valían demasiado como para que Max pusiera sus pequeñas manos en ellas, sus ojos brillantes se abrían aún más al descubrir un objeto nuevo, más brillante al anterior, más antiguo y más tentador. Magnus pensó que el pequeño se había acostumbrado rápidamente al poder de su padre, ya que cada vez que algún objeto sucumbía ante él, simplemente pasaba al siguiente. Magnus había reconstruido mágicamente el cincuenta por ciento de sus posesiones.

Mientras vagaban por los pasillos, observando los murales Magnus acaricio la espalda del pequeño, un acto de fraternidad y apoyo para que Max lograra pasar ese día sin llorar de aburrimiento. Sabía que extrañaba su casa, las cosas que ya pensaba propias, su cama y su gato. Presidente se había convertido en una muy útil herramienta, el solo pasear por el cuarto del bebe mientras este le miraba como si presidente fuera una de las más grandes maravillas del mundo, o por lo menos si de su nuevo y pequeño mundo, era increíblemente útil para entretenerlo. Presidente había aceptado al pequeño como suyo también, y la cuna de Max era ahora su lugar preferido para sus siestas. Magnus no se molestó al notar que su cabeza había sido claramente remplazada para esa tarea.

-¿Buscamos a tu tío Sheldon? -Pregunto Magnus dulcemente a Max que artículo una respuesta de la única forma que podía, un par de silabas desordenadas, Magnus sabía que era su mejor respuesta y era fascinante escuchar e ir conociendo cada vez más la voz de su hijo.

Magnus había decidido ir a la academia debido a que La Ascensión de Simon seria en un par de días, los estudiantes se estaban preparando y Magnus quería estar cerca, al igual que Catarina para asegurarse de que todo fuera bien con el chico. Alec se había quedado unas horas más para tratar asuntos de última hora con Maia y Lily pero Magnus sabía que no demoraría en llegar. Ambos brujos tendrían que buscar la manera de pasar el tiempo sin él. Magnus podía leer en el humor de su hijo que no podía entender el porqué de esa situación.

Magnus camino hacia el comedor de la academia, paso el peso de su hijo a su otro brazo, ahora Max estaba un poco más grande, habían pasado cuatro meses desde que había llegado a sus vidas, Magnus había calculado que Max tenía ocho meses al ser encontrado, por lo que su hijo debiera de estar por cumplir su primer año de vida. Alec y Magnus habían tenido pláticas junto a toda la familia sobre festejar ese pequeño gran acontecimiento en la misma fecha en la que Max fue encontrado en la escalinata de este mismo edificio. Robert había estado de acuerdo y entusiasmado, había pedido ya una licencia para ese gran día. Mientras que Lily e Isabelle tenían una muy razonable disputa acerca del lugar y la hora, claramente los vampiros tenían limitaciones con esto y claramente a Isabelle no le importaba.

Magnus rio al pensar en cómo un pequeño ser había unido a los Cazadores, lobos y vampiros, todo, para realizar una pequeña fiesta infantil. Magnus sacudió la cabeza, sabía que en manos de Isabelle no sería en lo absoluto pequeña.

El estado de ánimo de Max no había cambiado al entrar al comedor, a pesar de que había mucho más movimiento, el pequeño seguía acurrucado en el cuello de su padre, jugando con uno de sus collares sin entusiasmo.

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