Capitulo 1

183 15 1
                                    

-¿Cómo has podido ponerte esa cosa?

Oriana se hizo a un lado para invitar a su hermano a entrar en su casa. Ya estaba bastante nerviosa por la tarde que se avecinaba, y la irritación de Peter no hacía más que empeorar las cosas.

-Creía que te pondrías el vestido nuevo que te compraste ayer -añadió él-. Aquél de satén azul oscuro, tan fino y tan impresionante... -lanzó una despreciativa mirada a su vestido de organdí de color dorado, con su recatado cuello-. ¿Sabes? Vamos a una cena de gala, no a una reunión de puritanos.

-Lo siento, Peter -repuso ella con tono conciliador-, pero simplemente no podía ponerme ese vestido azul. Es demasiado atrevido.

-No pensabas eso cuando te lo compraste.

-Sí, es cierto, pero también dejé que me convencieras de que era mi deber ir a esa cena. Y dado que he vuelto a recuperar mi sentido común, creo que voy a llamar para disculpar mi ausencia.

-No puedes hacer eso -replicó Peter, alarmado-. ¿Cuántas veces tendré que recordarte lo importantes que son las apariencias? Todo el mundo sabe que tú representas a la empresa en la cena de la Cámara de Comercio de Londres, y tienes que estar allí.

-Pero iba a ir con Fran.

-Y ahora que te ha dejado tirada...

-No me ha dejado tirada. Simplemente no vamos... a vernos durante una temporada.

-Lo que sea. El asunto es que no puedes evadir tus responsabilidades y tampoco puedes aparecer sola. Eso supondría mostrar una imagen de debilidad. Tienes que conseguir que todo el mundo piense que no te importa.

-Pero me importa...

Oriana había previsto asistir a aquella cena en compañía de Francisco, el hombre al que amaba y con el que había esperado casarse. Pero él no había vuelto a llamarla desde la discusión que tuvieron dos semanas atrás, y aquello le había destrozado el corazón.

Lo que verdaderamente le habría apetecido era quedarse toda la tarde llorando. Y en lugar de eso, estaba vestida y preparada para salir con un desconocido.

-Odio las farsas -rezongó-. Siempre las he odiado.

-Nunca dejes que tu enemigo te vea debilitado -repuso Peter, citando su regla favorita de conducta.

-Y odio tener que considerar a todo el mundo como mi enemigo.

-Así es como se hacen los negocios. Vamos, hasta ahora lo has hecho maravillosamente bien.

-Pero no estás completamente seguro de mí, ¿verdad? Por eso me llamaste cuando venías hacia aquí: para asegurarte de que no me había echado atrás. Pues bien, me he echado atrás.

Los dos hermanos trabajaban para Distribuciones Sabatini, una gran empresa de transportes fundada por su abuelo.

Ambos poseían acciones en la empresa, y la dirigían entre los dos desde que su abuelo se había retirado por enfermedad.

La diferencia estribaba en que Peter, vivía y respiraba por aquel negocio, mientras que Oriana sólo había entrado en la empresa para complacer al dueño.

Peter era un tipo de unos 25 años, fuerte y macizo, de mediana estatura. Oriana respetaba a su hermano por su dedicación al trabajo, pero a veces la exasperaba su falta de paciencia y su carácter gruñón y malhumorado.

-¡Por el amor de Dios! -exclamó Peter, pasándose una mano por el pelo-. Esta noche será una gran oportunidad de hacer contactos, de conseguir influencias... Con tu belleza, serás el centro de la fiesta.

Era cierto que la naturaleza la había dotado a Oriana de todos los encantos. Sus enormes ojos verdes destacaban en su rostro ovalado, y tenía una boca seductora, extremadamente deliciosa. Pero esa misma naturaleza también la había privado de algo: carecía completamente de la capacidad de utilizar su belleza de la forma que Peter esperaba. Pero él no parecía comprenderlo.

-Tienes recursos -le comentó Peter-, así que utilízalos.

-¿Por qué no utilizas tú los tuyos, ya que te resulta tan importante?

-Porque los míos no son del mismo tipo que los tuyos. Yo me muevo más a gusto en las salas de juntas que en los salones de baile.

-Debí de estar loca para dejarme convencer de que fuera sin Fran. Y en cuanto a lo de contratar a un acompañante, aunque sea de una agencia de tan gran reputación... ¡Reflexiona un poco! ¡Pagar a un hombre para que me acompañe!

-Ya te lo dije: la cosa no es realmente así -replicó impaciente-. Jack es un buen cliente nuestro, y su nieto es actor. Un actor fracasado, al parecer, puesto que se dedica a trabajar de acompañante. Llamaste a la agencia preguntando específicamente por Mike Harker, ¿verdad?

-Sí, sólo pregunté por Mike Harker. Y antes de que me lo preguntes, sí, tuve mucho cuidado en ocultarle que conocía a su abuelo. Mientras piense que se trata de un encargo ordinario, su orgullo no se resentirá.

-Bien. Por lo visto es un tipo que no acepta fácilmente favores, y habría sido un engorro que se hubiera negado. ¿Qué razón le diste para solicitar sus servicios?

-Le dije que alguien me había dicho que era muy atractivo, y que eso era lo que necesitaba.

-Muy bien. No tendrás nada que temer. Jack me ha asegurado que Harker es un tipo muy discreto. ¡Dios mío! ¿Qué es eso?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor de encargo ||Orian||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora