Prólogo.

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Se había parado en la puerta de un bar en el cual se podía fumar dentro, quizás solo por eso pasó el umbral y se sentó en la barra al lado de un joven, a lo mejor fue solo eso, solo el vicio del tabaco lo que le impulsó a entrar, una mera coincidencia sentarse al lado de aquel chico, casualidad comenzar a hablarle, pero tal vez y solo tal vez algo en el universo le hizo entrar, quizás tenia que estar en ese taburete a esa hora en ese bar. Quizás su destino había sido conocerle a él.

Caminó entre las personas que ya se encontraban en el interior, algunos se bebían sus cervezas jugando a los dardos o al billar, otros estaban sentados en mesas discutiendo sobre cosas sin importancia mientras el vaso de vodka llegaba a su fin, y finalmente un grupo mínimo de personas; en concreto tres, estaban sentados en la barra. Dos de ellos se encontraban flirteando, él aparentaba tener treinta y tantos o cuarenta y pocos y llevaba mas de dos copas, ella por la ropa que llevaba era una camarera que se estaba aprovechando de la borrachera del hombre para robarle de forma sutil. Alejados de esos dos "tortolitos" un chico joven se encontraba bebiendo lo que parecía ser un vaso de whisky, sus ojos azules eléctricos estaban perdidos mirando a la nada. Dye se quitó su chupa de cuero y la dejó colocada a su derecha en la barra mientras con la mano llamaba al camarero.
-¿Si?
-Una cerveza por favor. Botellin si puede ser.
-Claro.
El chico de ojos azules se quedó mirando al recién llegado y con una sonrisa quebrada en su rostro dijo:
-Tienes pinta hetero.
-¿Acaso esto es un bar gay?- Su voz llevaba algo de sorna.
-No, pero te has sentado a mi lado así que eso solo puede significar tres cosas: Una, eres gay cosa que por las pintas dudo, dos, quieres pegarme una paliza o tres, eres nuevo en este bar.
-Joder, chico, has acertado. Vengo a pegarte una paliza. -Dye rió levemente mirando al chico, el cual sonrió mas ampliamente.
-Soy Killian, encantado.
-Yo Dye.
Ambos se dieron la mano y acto seguido bebieron de sus respectivas bebidas.
-¿Que has hecho para que quieran pegarte?
Dye se le quedó mirando con curiosidad, sus pintas...era un chico algo delgado pero probablemente trabajaba su cuerpo, aparentaba ser de carácter tranquilo no un 'peleas', ¿por que querrían pegarle?
- Hace unas semanas me peleé con un gilipollas que me pidió de una forma no muy educada que moviera mi precioso culo a la salida, que podría contagiar a todo el mundo de 'mariconismo' -Se quedó callado un momento en el cual respiró hondo y volvió su mirada al vaso medio lleno o medio vacío.- Le partí la nariz, el me partió el labio. Lo normal. -Pegó un largo trago dejando solo unas gotas en el fondo del vaso y golpeando no con mucha fuerza la madera de la barra para llamar la atención del camarero.
-Samuel, ponme otro.
-Llevas 4 ya Killian...déjalo, vuelve a casa.
-Estoy bien, solo uno mas.
El camarero negó con la cabeza cogiendo la botella y rellenando el vaso.
-Es el ultimo, o no pondrás un pie aquí mas.
-Si si si, gracias Sam.
El chico de ojos azules agarró el vaso dándole esta vez, un pequeño sorbo.
Dye se quedó algo impactado por como le había tratado el camarero, solo se trata a alguien asi cuando se es familia.
-¿Es tu hermano?
-¿Quien? ¿Sam?- Se echó a reír a carcajada limpia lo que provocó que varias personas se dieran la vuelta y le miraran para, acto seguido susurrar entre ellos.- Ese era el ex de mi hermana, y si quieres empezar con buen pie por aquí, aléjate de mi y trata de follarte a alguna de esas chicas de por ahi.
-Cualquiera las hubiera llamado fulanas.
-Una mujer no es una puta por el hecho de querer tener sexo. Metetelo en la cabeza por que como vea que tratas a alguna de esas chicas o a alguna prostituta como si fuera basura, te reventaré la cabeza.
Su humor cambió totalmente, después de amenazarle con tales palabras se bebió de un trago todo el vaso y dejó el dinero debajo, se levantó y se recolocó su chaqueta gris mientras salia por la puerta. 

Dye pagó el botellin, del cual solo había bebido un cuarto, agarró su chupa de cuero y salió tras el chico.

El pelo negro del joven se camuflaba con la noche y lo único un poco visible era su chaqueta gris clarita, el resto solo era una silueta oscura. Dye fue tras el chico, que caminaba un poco para los lados y que se dirigía a un coche, y antes de que abriera la puerta del conductor el ojiverde le agarró el brazo.

-No estas en condiciones para conducir.- La voz de Dye era firme.

-Me da igual, no pasará nada.-Para haberse bebido un numero considerable de copas hablaba perfectamente.

-Me da igual, si te pasara algo me sentiría culpable.

-Te sentirías culpable si a un total desconocido le pasara algo.

-No eres un desconocido Killian, eres un chico de....-Se paró un momento mirándole a la cara tratando de adivinar la edad del chico.

-Veinte años.

-De veinte años que he conocido en un bar y al cual habría podido ayudar y le hubiera salvado la vida.  Te llevaré a tu casa en mi coche, vamos está detrás del local. 

Dye agarró con fuerza el brazo de Killian, tanta que el joven hizo una mueca de dolor cuando comenzó a tirar de él. El aparcamiento trasero del local estaba totalmente vacío lo que indicaba que era tarde, demasiado. El mayor se paró en medio del aparcamiento, ni siquiera cerca de algún coche. Cuando Killian se dio cuenta dio dos pasos hacia atrás alejándose de Dye. Levantó las manos y miró con súplica.

-No tengo dinero, solo traía para las copas. 

-No voy a robarte.-Se acercó al chico y le agarró del pelo tirando su cabeza hacia atrás con fuerza.- Quiero que me devuelvas lo que tú.-Hizo énfasis en el tú.- Me has robado.

-Vale vale...

Una vez Dye le soltó del pelo Killian metió la mano en el bolsillo de su chaqueta gris de donde sacó un reloj de oro blanco que había cogido cuidadosamente y se lo entregó a su dueño.

-¿Cómo demonios lo has echo, es un puñetero reloj?

-Querido, yo tengo mis trucos.-Sonrió pícaro y ladeó la cabeza.- Y ahora que lo tienes ¿puedo irme?

-No, te llevaré en casa. -Dye caminó de nuevo hacia la parte delantera, en concreto al coche del pelinegro.

-¿Que? No, no pienso dejarte mi coche.

-Calla y sube.

Killian miró al castaño ojiverde y se subió al asiento del copiloto. Resopló con cierto enfado y apoyó la cabeza en el cristal de la puerta susurrando un par de cosas.

-¿Que has dicho?-Preguntó al no entender lo que decía.

-He dicho que nunca pensé que me sentaría aquí en mi propio coche. -Refunfuño acariciándose ambas muñecas mirando de nuevo a ninguna parte. 

-Dime donde vives en este condenado pueblo.- A la vez que le preguntaba metía la llave en el contacto y arrancaba el coche. 

-Tu ya sabes donde vivo Dye, así que solo llévame a casa. 

-Ese es mi chico.-El mayor acarició el pelo del pequeño con cariño ''paternal'' mientras pisaba el acelerador y metía la marcha correcta, tenía una sonrisa algo sádica en el rostro.

El chico solo miró al mayor por el rabillo del ojo un segundo acto seguido cerró los ojos susurrando maldiciones para el mismo y con ganas de golpear a ese chico en la cara.

''El precio a pagar será caro, Killian. Acepta tus errores y aprende de ellos.'' Dijo una voz en su cabeza, una voz que había olvidado por cuatro años y que al igual que Dye, había vuelto.


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