Atardecer tenue

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Sueño #1

29/10/2015


Atardecer tenue.


Sabía que en mis manos sostenía algo. Aún sin ver lo que era, me contraje a protegerle.
Vi a mi alrededor, todo era playa, arena, agua y sol. Hasta ese momento el aire se sentía cálido pero, en un soplo de los montes altos que se veían a lo lejos, un viento frio colapsó. Y con él, unas olas magníficas grandes y fuertes, se avecinaban cual lobo hambriento frente a una presa fácil. 

Mi vestido color rosa casi volaba con cada soplo, y unas golondrinas pasaron a milímetros de mi. Mire al suelo al sentir que la arena de mis pies se modificaba.

Estaban formándose enormes médanos, montañitas eternas a la orilla del mar.
Tendí a escalar como pude en ellas pues las olas se estaban acercando demasiado.
Aun sosteniendo ese algo.. Por fin fui consciente de lo importante que era proteger lo que tenía en mis brazos. Un preciado bebe desnudo, parecía recién nacido.

 
De la preocupación que ese momento me daba, corrí como loca hacia el médano primero.
Casi llegaba a la cima cuando un golpe tremendo en la mitad de la espalda me quito el equilibrio parcialmente. Pero la voluntad de salvar a la indefensa criatura me dio fuerzas para continuar.

 
El agua me sobrepasó al principio pero subí mis brazos y con ellos al bebé, dejándolo fuera del alcance del agua maliciosa. Lo escuché respirar profundo
como nunca y sentí alivio. Una vez fuera, trepé la cima y vi, como era de esperarse,
otra montañita más. Esta vez, lo alto me dio vértigo. Pero seguí mi camino obstaculizado.
Volteé por un segundo para chequear la próxima ola que, una vez que la vi, supe que nos sobrepasaría a ambos. De igual manera di zancadas. Tantas de ellas y tan aprisa, que de un momento a otro, sin saber como lo había logrado, estaba en la cima y fue allí que nos alcanzo el agua. Pero enseguida el niño salió a flote, y lo escuché respirar de nuevo. Otra vez, alivio en el alma.

Para nuestra suerte ahora estábamos en una llanura, la arena amarilla se volvió pasto verde, lleno de vida natural 

Y flores que mostraban éxito pero a la vez algo de peligro.

En un lapso de amnesia estaba en ese momento, no recordaba nada. Ni al bebe sostenía ahora, pero si mis ganas por encontrarlo. Era lo único que tenía guardado en mi memoria.

Recordé ese lugar en cuando camine por un sendero de tierra y vi un jardín de rosas rojas y jazmines, blancos como el globo ocular que los estaba observando y deliciosos como un atardecer en el campo. El parque con piscinas más hermoso del país. Las termas brillaban, en el agua se veía su toque de alegría. Me acerqué a una de profundidad considerable y me arrodillé con el propósito de tocar el agua y sentir su caliente temperatura. 

La amnesia, a partir del momento en que vi unos vestuarios, se desvaneció e hice acuerdo de todo. Del episodio de la playa, de laa montañitas, de la fragancia a rosas del primer jardín. Pero sabía amargo el entendimiento, me preferia enredada, libre e inconsciente. 

Logré ver a unas personas conocidas a lo lejos. Me acerqué a ellas y me saludaron, avisándome de un búsqueda. Querían que los acompañe por el valle que teníamos a nuestra izquierda, bien en el termino del jardín y los vestuarios, mullidos de gente en el horizonte y me dije: no estoy segura de emprender este viaje. Tenía un mal presagio. 

Pensante y con los ojos algo irritados, marché tras mis compañeros que, apurados, sostenían miradas de miedo y de insatisfacción. 

Allá, por donde nadie había estado jamás me dirigía, se decía que todo lo extraviado, sin importancia de dónde se había perdido, paraba allí, y era llamado "el lugar de lo encontrado"...
Sin darme cuenta, vi el pasadillo hasta luego estar en mi cama, mirando hacia el techo. Luego de ver la hora, salí disparada de entre mis sábanas, percatándome de que llegaría tarde al colegio.

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⏰ Última actualización: Apr 14 ⏰

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